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El problema de los estrechos asientos de avión

Cada vez es más común escuchar a gente lamentarse por lo poco cómodo que resultó su viaje en avión. El aumento de las plazas por vuelo provoca espacios cada vez estrechos, y es algo que puede tener indicaciones contraproducentes, afectando a la salud.

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La estrechez de los aviones no solo provoca incomodidad, sino también malestares en la salud, afirman expertos.

“Una persona normal no cabe bien en un asiento de avión”, señaló Jordi Porta al medio El País, profesor en el Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña (INFEC Barcelona), y además miembro de la Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría (ISAK, por sus siglas en inglés).

Porta indicó que la altura y el peso del ser humano han aumentado “de forma significativa” en las últimas generaciones, sobre todo en los países occidentales.

En tanto, Pablo Wagner, fisioterapeuta del INEFC Barcelona señaló que los asientos de las compañías aéreas son un problema para personas que miden más de 174 centímetros, alertando de los riesgos ergonómicos de los asientos de clase turista en los principales aviones comerciales de vuelos de menos de cuatro horas.

Otro dato interesante para evaluar la ergonomía del transporte aéreo es la longitud entre asientos –desde la parte trasera del asiento delantero hasta el mismo punto del asiento posterior–. Esta distancia suele oscilar entre los 76 y los 85 centímetros en clase turista, aunque en algunos aviones es de 73.6 centímetros.

El propio Wagner ha comprobado que algunas aerolíneas de bajo coste, como Ryanair y Easyjet, las compañías consideradas menos cómodas, son también las que de menos longitud disponen. Un artículo del The New York Times ya advertía que la distancia entre asientos ya había disminuido un 10 por ciento en los últimos 20 años. En relación a la anchura de los asientos, la distancia más común entre los descansabrazos es de unos 43.2 centímetros, y entre diversas aerolíneas hay muy poca diferencia.

“El incremento en el número de plazas por vuelo con finalidad de mejorar la rentabilidad económica podría estar ocasionando una serie de problemas ligados a la postura y sobrecargas musculares”, concluye Wagner en su estudio.

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El dilema de los asientos también podría ser el causante de estrés en el avión, y podría ocasionar incluso trombosis.

En tanto, María Dolores Cabañas, miembro ejecutivo de la ISAK, advierte que “hay gente que viaja a menudo, y la dificultad para moverse puede ocasionar problemas de salud”. Bajo ese propósito, también Porta señala que ello tiene consecuencias sobre la salud psicológica y física de los pasajeros, sobre todo para la circulación.

Por su parte, Heidemarie Hinninghofen, autor del estudio e investigador del Hospital Universitario de Tübingen, Alemania, señala que el espacio entre viajeros es uno de los aspectos que tiene consecuencias sobre el malestar y las náuseas durante el vuelo, tal y como recoge su investigación basada en el análisis sobre el bienestar de los pasajeros.

Hinninghofen indica que el poco espacio durante el vuelo “dificulta levantarse para hacer ejercicio regular, perturba la respiración, restringe el tránsito gastrointestinal y la circulación normal de la sangre que puede causar un edema o la isquemia de las extremidades inferiores”.

Así, el “síndrome de clase turista“, referido a la sensación provocada por no mover las piernas durante el vuelo, aumenta el riesgo de sufrir trombosis durante o después del vuelo, independientemente de la clase.

Medidas insuficientes de las aerolíneas

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Foto de Woch.it

Cada compañía aérea utiliza un determinado tipo de aviones. La disposición de los asientos, la distancia entre filas y la distribución de clases es una decisión de la aerolínea.

Jordi Porta denuncia que el canon de la “proporcionalidad áurea”, que describe la relación de las partes del cuerpo humano, aún se sigue utilizando en muchos ámbitos del diseño industrial y la arquitectura. Pero estas medidas no se corresponden con las del hombre del siglo XXI. “Vivimos 2 mil años atrasados”, reflexiona.

Y es que la significativa mejora de las condiciones de vida, la desaparición de muchas enfermedades infecciosas y la mayor disponibilidad a alimento han acelerado el crecimiento de los niños en los países desarrollados, comenta Antonio Carrascosa, investigador de pediatría en el Hospital Universitario Vall d’Hebron, en un estudio sobre los nuevos patrones antropométricos. El análisis de la talla, el peso y el índice de masa corporal de 32 mil 064 niños y adolescentes entre 0 y 24 años concluye que los tres parámetros se han incrementado en los últimos 20 años.

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El ‘Síndrome de la Clase Turista’. Fotos de Internet.

Investigadores del INEFC Barcelona, junto con la ISAK y el Grupo Español de Cineantropometría de la Federación Española de Medicina del Deporte, están desarrollando un proyecto con el objetivo de actualizar las medidas del hombre español a partir de 43 variables como el peso, la talla, la longitud de las piernas, y otras medidas. En tanto, también están recogiendo datos para “ayudar a solucionar un problema ergonómico y social que, y cada vez más, afecta a muchas personas”, y pretenden concluir que la distancia entre asientos debería ser de entre 83.8 y 88.9 centímetros, bastante más de lo que los pasajeros disponen actualmente.

“Esperamos que dichos estudios puedan servir para impulsar cambios normativos en los aviones”, desea Porta, mientras que, por su parte, Cabañas recuerda la situación actual: “No hay reposapiés para las personas más bajas, las más altas chocan con las piernas en el asiento de delante y las más obesas viajan encajadas”.

Así, mientras se desarrolla la investigación y se logran impulsar dichos cambios en los asientos de los aviones, solo queda para los pasajeros refunfuñar y practicar algunos ejercicios para evitar que se entumezca el cuerpo, tales como arquear la espalda y mover los hombros para estirar la columna vertebral, así como masajear las piernas para facilitar la circulación sanguínea.

Con información El País