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El mejor ejercicio para evitar el Alzheimer
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¿Puede el ejercicio físico prevenir la pérdida de la memoria y mejorar la función cognitiva?

Posiblemente. El ejercicio físico ofrece muchos beneficios, incluida la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes, el fortalecimiento de los huesos y los músculos, además de la reducción del estrés.

Aparentemente, la actividad física regular también beneficia el cerebro. Estudios muestran que las personas que se mantienen físicamente activas son menos propensas a mostrar una declinación en su salud mental y corren un riesgo menor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Hacer ejercicio varias veces por semana durante 30 a 60 minutos puede:

  • Mantener la capacidad de pensar, razonar y aprender en las personas sanas.
  • Mejorar la memoria y la capacidad de razonar, juzgar y pensar (función cognitiva) en las personas con enfermedad leve de Alzheimer o leve deterioro cognitivo.
  • Retrasar la aparición del Alzheimer en las personas en riesgo de desarrollar la enfermedad, o demorar su avance.

La actividad física parece ayudar al cerebro, no solo porque mantiene la sangre fluyendo, sino también porque aumenta las sustancias químicas que lo protegen. La actividad física también tiende a contrarrestar parte de la reducción natural de conexiones cerebrales que se va produciendo al envejecer.

Hace falta más investigación para saber hasta qué grado agregar actividad física mejora la memoria o lentifica el avance de la declinación cognitiva. De todos modos, el ejercicio físico regular es importante para mantenerse física y mentalmente en forma.

Científicos de la Universidad de Kansas en Estados Unidos realizaron un nuevo estudio sobre el Alzheimer y la incidencia del ejercicio físico en él.

Al no existir actualmente una cura definitiva para esta enfermedad, los análisis en torno a tratamientos paralelos cada vez son más frecuentes.

El nuevo estudio indica que además de los beneficios cardiovasculares que conlleva ejercitarse, las personas que padecen Alzheimer en su estadio primario podrían reducir su atrofia cerebral al realizar actividades físicas.

En el mundo, hay 36 millones de personas que sufren de Alzheimer.

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El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que altera la capacidad cognitiva del cerebro, en conjunto con la conductual y funcional.

Tal es así que quienes la padecen dependen de cuidados las 24 horas del día. La edad es un factor fundamental en la enfermedad, aunque no es exclusiva de ancianos.

Para el estudio se utilizaron a 121 personas mayores, de las cuales 57 padecían Alzheimer.

Por medio del uso de una caminadora, comprobaron su función cardiovascular y su función cerebral fue medida a través de tomografías.

Los adultos que no realizaban actividad física y se encontraban en las primeras etapas del Alzheimer mostraban un deterioro cerebral cuatro veces mayor que los adultos enfermos que se encontraban en forma.

Si se te pidiera elegir entre ejercicio cardiovascular, entrenamiento de resistencia o  una combinación de ambos para ayudar a las personas con la enfermedad de Alzheimer, ¿qué opción tomarías?

Investigadores de la Universidad de Connecticut en EE.UU. querían comprender los efectos del ejercicio, y en su caso, sobre el deterioro cognitivo en aquellos con riesgo o con diagnóstico de Alzheimer. Los científicos realizaron un análisis de 19 estudios realizando intervenciones de ejercicio con mil 145 adultos entre 70 y 75 años.

Los investigadores encontraron que el ejercicio aeróbico producía un efecto moderadamente favorable sobre la función cognitiva, y mientras más sesiones de ejercicio completaban los participantes, mayor era el beneficio.

El ejercicio aeróbico, más el entrenamiento de resistencia produjo pequeños cambios, pero los investigadores los consideraron insignificantes. El entrenamiento de resistencia por sí solo no tuvo efectos sobre el deterioro cognitivo.

El investigador Gregory Panza, fisiólogo del ejercicio de la Universidad de Connecticut y del Hospital Hartford, planteó la hipótesis del por qué el ejercicio aeróbico demostró ser superior en la reducción del deterioro cognitivo en las personas en riesgo:

“El ejercicio aeróbico puede tener mayores efectos en la función cognitiva que otros tipos de ejercicio porque la actividad aeróbica aumenta la frecuencia cardíaca, lo que aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, lo que lleva a adaptaciones debido a la neuroplasticidad y la liberación de sustancias químicas que mejoran la memoria y claridad”.

El científico considera que los hallazgos actuales pueden ser útiles para los profesionales de la aptitud que trabajan con esta población.

“Aunque todos los tipos de ejercicios son importantes para ayudar a los adultos mayores a mantener su independencia y realizar actividades de la vida diaria, un profesional del ejercicio que diseña un programa de entrenamiento para un paciente o cliente con antecedentes familiares de signos tempranos, puede querer enfatizar la actividad aeróbica como la modalidad principal en la prescripción de ejercicio”.

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La revista  ‘Mayo Clinic Proceedings’ publicó recientemente otro estudio donde también analizaron la incidencia del ejercicio físico en las enfermedades mentales. A través de 24 mil personas de entre 70 y 80 años, investigaron el riesgo de padecer Alzheimer y su relación con el ejercicio físico.

Según su análisis, quienes habían realizado actividad física los cinco años previos, desarrollaron la enfermedad un 40 por ciento menos que quienes no habían hecho ningún ejercicio. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud de realizar al menos 150 minutos a la semana actividad física, refuerzan estas investigaciones.

Además de sus beneficios para la circulación y para el sistema respiratorio, el ejercicio físico regula el sistema nervioso. En las enfermedades mentales, genera una mejora funcional y estructural de algunas de las regiones cerebrales.

Estudios demuestran cómo el ejercicio puede modular el tejido cerebral, incrementando las células nerviosas en zonas críticas como el hipocampo (una de las más afectadas por el Alzheimer) o incluso aumentando la densidad de las neurotransmisiones.

Por si fuera poco, el ejercicio mejora la circulación de la sangre en el cerebro favoreciendo las conexiones neuronales.

Como siempre lo he dicho, el ejercicio ayuda a todo tipo de enfermedades, personas, discapacidades. No practiquen ejercicio por estética. Si llevan una buena alimentación y programa de ejercicio, la apariencia física vendrá como consecuencia.

Nos leemos la próxima semana.

Por Tomás Weimar