Expertos enfatizaron “la urgencia” de una respuesta global distribuida equitativamente para apoyar la atención de oncología pediátrica
El COVID-19 ha tenido “un gran impacto” en la atención del cáncer infantil en todo el mundo y esto ha supuesto una “interrupción sustancial” del diagnóstico y el tratamiento, especialmente en países de ingresos bajos y medios, según una encuesta realizada a más de 300 médicos de 200 hospitales.
Estas conclusiones, según sus responsables, enfatizan “la urgencia” de una respuesta global distribuida equitativamente para apoyar la atención de oncología pediátrica durante esta pandemia y futuras emergencias de salud pública.
La encuesta se publica en la revista The Lancet Child & Adolescent Health e incluye un análisis de las respuestas de 311 profesionales de la salud de 213 instituciones -también españolas- de 79 países de todas las regiones de la Organización Mundial de la Salud.
El trabajo abarcó el período comprendido entre el 22 de junio y el 21 de agosto de 2020, e incluyó una serie de preguntas para evaluar las características de los hospitales, el número de pacientes diagnosticados con COVID-19 y las alteraciones y adaptaciones en la atención al cáncer.
Esta evaluación global del impacto del COVID-19 en la atención del cáncer pediátrico revela que su atención se vio afectada en más de tres cuartas partes de los hospitales encuestados (78 por ciento).
Casi la mitad (43 por ciento) declaró haber diagnosticado menos casos nuevos de los previstos, mientras que alrededor de un tercio (34 por ciento) informó de un aumento del número de pacientes que abandonaron el tratamiento (no iniciar la terapia contra el cáncer o un retraso en la atención de 4 semanas o más).
El sondeo también revela que casi uno de cada 10 hospitales (7 por ciento) tuvo que cerrar por completo su unidad de cáncer pediátrico en algún momento, con un período medio de cierre de 10 días; la gran mayoría de ellos (87 por ciento) se encontraban en países de ingresos bajos y medios.
Los cambios en la atención del cáncer incluyeron: atención quirúrgica reducida (72 por ciento), escasez de hemoderivados (60 por ciento), modificaciones de la quimioterapia (57 por ciento) e interrupciones en la radioterapia (28 por ciento, de 155 instituciones que brindaban ese tratamiento antes de la pandemia).
Además, los recursos de los hospitales se vieron significativamente afectados, ya que un tercio (32 por ciento) señaló una disminución del apoyo financiero, mientras que dos tercios (66 por ciento) informaron de una reducción del personal clínico disponible.
Alrededor de uno de cada cinco hospitales (19 por ciento) mencionó una reducción en la disponibilidad de camas de cáncer pediátrico.
Daniel Moreira, del hospital infantil St. Jude (Estados Unidos), señala: “Nuestros hallazgos sugieren que el COVID-19 ha tenido un mayor impacto en la atención del cáncer infantil a nivel mundial de lo que los estudios de una sola región habían sugerido, con los centros de los países de ingresos bajos y medios particularmente afectados”.
Los autores señalan una serie de limitaciones, entre ellas que los resultados de la encuesta solo reflejan los conocimientos y las opiniones en una fase de una pandemia que cambia rápidamente.
Dado que la encuesta se realizó en inglés y se distribuyó dentro de dos redes de oncología pediátrica, los resultados pueden no ser generalizables a entornos pequeños y de bajos recursos, donde el personal no habla ese idioma y no forma parte de estas redes.
Con información de EFE