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Con poesía visibiliza la violencia contra las mujeres en México
Protesta contra feminicidios en México. Foto de EFE

La preocupación de no estar con sus seres queridos al radicar en el extranjero, actualmente en Polonia, despertó en el poeta mexicano Alejandro Merino el interés de escribir sobre la situación de violencia en México, pero fue la convivencia con sus alumnos de español la que lo motivó a visibilizar el problema en un libro.

Me daba cuenta de que la mayoría de los extranjeros que visitaban México regresaban con una visión muy parcial: nunca se enteraban de esta parte violenta que ocurre y eso me animó un poco a tratar de mostrar a mis amigos y estudiantes que si bien esa parte bonita es cierta, (el país) también tiene un lado oscuro y muy sórdido que la gente piensa que no es tan grave”, señala en entrevista para López-Dóriga Digital.

‘Cada muerte el fin del mundo’ reúne 22 poemas que abordan la muerte desde distintas reacciones, incluidas la sed de venganza, la rabia, el duelo, el silencio y el olvido de los feminicidios.

La mayoría de mexicanos en el extranjero en general minimiza el problema de la violencia en México, no sé si por vergüenza, por desconocimiento, por no querer contarle a los extranjeros ese lado tan turbio, pero en general me parece que los mexicanos en el exterior minimiza mucho el problema de la violencia en México y tratan de no contarlo”, añade.

‘Dime cómo se hace, amor’ es el poema que cuestiona al lector cómo se ama en un país con una mujer brutalmente asesinada cada tres horas y que le muestra que México vive una situación de violencia exagerada que no pasa en casi ningún país del mundo.

Dime cómo, amor.
Dime cómo se hace.
¿Cómo se escribe poesía en medio de esto?

Que así como me prendo a tu piel
y desaparece el mundo,
así también desaparece otra mujer en esta ciudad.

Que mientras tú me besas
un taxista viola a una chica de 15 años.
Que cuando tú clavas tus uñas en mi espalda
Mariana pasa frente a una carnicería en Ecatepec
de la que no volverá viva…

Y hablar de los nombres, de los lugares y de la forma en que las mujeres son asesinadas, es para el poeta mexicano necesario “para que golpee y sacuda”, porque no mencionarlos es dejar en la fría estadística a todas estas víctimas.

Más cuando la tendencia es que la sociedad olvide los casos en unos meses porque se enfrentará a asesinatos más atroces o simplemente porque “mientras no sea nuestra sangre, nuestro círculo más cercano, nosotros vamos a ir olvidando”.

…Dime cómo, amor.
¿Cómo diablos se escribe poesía
en esta ciudad salvaje?

Porque mientras yo intento hablar
de los prodigios de tu vientre,
a Valeria, de 11 años,
la están violando en una combi,
cuando tú me miras al quitarte el vestido,
a Karen, de 19 años,
la meten destazada en una maleta,
y cuando muerdes mi cuello y te corres,
a Karla, embarazada de 5 meses,
le están dando 32 puñaladas en un baldío.

Y cuando ellas,
hartas del miedo,
gritan ¡Vivas nos queremos!
ya están matando a otra…

“Tristemente es un poema que yo podría actualizar cada año y seguir metiendo nombres y lugares, y ese poema podría seguir creciendo infinitamente”, lamenta.

Al escribir sobre feminicidios, el poeta Alejandro Merino es muy consciente del creciente feminismo y advierte que no se le puede explicar a la mujer cómo debería sentirse, cómo debería protestar ni lo que debería pedir.

Las cosas que yo escribo sobre la violencia contra las mujeres las escribo desde mi perspectiva como hombre y desde el miedo que a mí me da como hermano, como hijo, como tío, perder a una de esas mujeres”, sentencia.

Por ello, opina que ante movilizaciones como el paro nacional de mujeres, los hombres “callen, escuchen y se informen”, además de reflexionar junto con amigos y familiares hombres sobre lo que significa la masculinidad y el privilegio de ser varón en un país como México.

“Lo que nos corresponde como hombres es informarnos, callarnos y escuchar, porque la verdad es que nosotros (los hombres) no sabemos casi nada de feminismo. A nosotros nos toca callarnos, escuchar, leer, informarnos, si acaso preguntar y asimilar toda esa información”, señala.

Estando en el extranjero, Alejandro Merino Corona se enfrenta al dilema de si en realidad es un orgullo provenir de un país donde se asesinan a 10 mujeres al día.

A mí me pesa porque yo quiero, porque me doy cuenta, en mi experiencia, que a la mayoría de mexicanos que he conocido les da mucho orgullo decir en el exterior que son mexicanos. Pero a mí no me da orgullo, me da mucha vergüenza porque yo cuando digo México pienso en toda esta parte violenta y de asesinatos, de feminicidios, de falta de derechos humanos, de desigualdad. Me pesa porque me autoimpongo este discurso que yo quiero decir de México”, finaliza.

Con información de Lidia Vargas