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Protestas en Hong Kong cambian el juego político
Foto de AP

Como miles de jóvenes en todo Hong Kong, el profesor de secundaria Li Hiu Fung ha salido a las calles de la ansiosa ciudad todas las noches para exigir a su gobierno que le dé una voz real en la elección de sus líderes. Ayudó a construir un campamento de protesta que se expandió rápido en una de las calles más transitadas de la ciudad.

Un mes después de que las dispersas protestas en favor de la democracia se uniesen en un movimiento social sin precedentes, esa demanda no ha sido satisfecha. Beijing no se ha movido ni un centímetro. Pero Li mira al futuro.

“Algunos dicen que el Partido Comunista ha perdido a toda esta generación en Hong Kong”, predijo Li, mientras mira el remolino nocturno de discursos y música en directo en el principal foco de las protestas. “Este movimiento político se ha consolidado en nuestras mentes. Toda una generación ha aprendido a hablar”.

A pesar de que los manifestantes siguen en punto muerto desde hace semanas en sus contactos con funcionarios de la ciudad por sus demandas de reformas electorales, los analistas políticos dicen que esta capital financiero de 7.2 millones de habitantes podría estar viendo el nacimiento de una nueva generación más despierta que continuará exigiendo democracia y tomará las calles para presionar para obtenerla.

Conocida por algunos como el Movimiento de los Paraguas, por los que emplearon algunos manifestantes para protegerse de los gases lacrimógenos, la protesta se ha convertido ya en la más grande en tamaño y duración de las registradas en la ciudad fundada hace más de 170 años. Durante la mayor parte de su historia, los residentes de Hong Kong se habían centrado más en los negocios que en la política ya que primero vivieron bajo el mando colonial británico y luego pasaron al comunista chino.

El acuerdo por el que China tomaba el control de Hong Kong en 1997 dice que las elecciones en el enclave comenzarán en 2017. China dice que un comité elitista supervisará a los aspirantes al puesto de mayor poder de la ciudad, pero los manifestantes piden nominaciones abiertas para dar a los votantes la opción de elegir a un jefe territorial que no sea necesariamente pro Beijing.

El debate sobre el futuro político de Hong Kong se ha convertido en una obsesión para la que una vez fue una generación apática de jóvenes, preocupados ahora por crecer en una ciudad cada vez más inaccesible y económicamente polarizada.

Mantener el impulso del movimiento una vez que caigan las barricadas requerirá la entrada de más de sus jóvenes líderes en los puestos legislativos, ahora en manos de veteranos partidos pro democracia de Hong Kong, dijo Joseph Cheng, profesor de ciencia política en la Universidad de la ciudad de Hong Kong y convocante de una coalición para presionar para reformas democráticas.

Dijo que también será necesaria una lucha a largo plazo, frente a una línea cada vez más dura establecida por las autoridades centrales de China.

“Estos grupos van a necesitar más coordinación”, dijo Cheng. “Y los partidos pro democracia tradicionales pueden tener menos espacio y menos protagonismo”.

El apoyo al movimiento de protesta ha ido en aumento a pesar del enfado de algunos en la ciudad por las molestias causadas a negocios o en trayectos a los puestos de trabajo.

Una encuesta realizada entre el 8 y el 15 de octubre por la Universidad China de Hong Kong dijo el 38 por ciento de los residentes en el enclave apoyaban la protesta, desde el 31 por ciento registrado a mediados de septiembre, antes de que comenzasen. La oposición bajó desde el 46 por ciento de entonces al 36 por ciento actual.

La gente joven está más unida. La misma encuesta mostró que más del 60 por ciento de los habitantes de entre 15 y 24 apoyaba la protesta, mientras que solo el 8 por ciento se oponía. El sondeo de octubre, realizado cuando las tensiones entre manifestantes y autoridades eran especialmente altas, preguntó a 802 personas y tiene un margen de error de 3.5 puntos porcentuales.

El icónico lazo amarillo del movimiento se ha vuelto omnipresente en las solapas de los uniformes de los colegios y en las fotos de perfil de la red social Facebook.

Willy Lam, un analista político de la Universidad China, dijo que las protestas han cambiado el cálculo político añadiendo a la ecuación la siempre presente amenaza de desobediencia civil y los grupos de protesta organizados.

“Esto cambia el juego porque el ADN de Hong Kong ha cambiado”, dijo Lam. “Por primera vez desde la fundación de Kong en 1840 (…) Hay un movimiento masivo liderado por estudiantes”.

“Lo que más teme el gobierno de Hong Kong es que ahora los estudiantes y otros ciudadanos no tienen miedo a la policía”.

El líder estudiantil Lester Shum calificó las protestas en términos similares durante un debate televisado el pasado 21 de octubre entre organizadores del movimiento y funcionarios de la ciudad. Con su voz creciendo en intensidad, Shum proclamó la llegada de “una generación que ha sufrido los gases lacrimógenos”. Miles de activistas que veían el programa en pantallas gigantes en el principal centro de la protesta estallaron en aplausos.

Ryan Cheung, un trabajador social de 33 años, dice que ve esto como la última oportunidad para la democracia en Hong Kong mientras los funcionarios del gobierno continental chino presionan para tener más influencia en la ciudad semiautónoma.

“Vemos que China tomará finalmente el control de Hong Kong”, dijo Cheung. “La generación más joven lo vemos por todas partes, pero no nos rendiremos porque es nuestro futuro”.

Las presiones económicas se suman además a estas preocupaciones. El índice anual de asequibilidad de la vivienda Demographia dijo este año que el del enclave era el mercado inmobiliario menos asequible del mundo. El precio medio de una vivienda en 15 veces más que un sueldo anual medio.

Tsang Ka Yuen, un manifestante de 67 años, dijo que su hijo había pospuesto el formar una familia por el aumento del precio de la matrícula en las escuelas primarias de la ciudad.

“Todos mis hijos están aquí en Hong Kong, ¿pero cómo pueden vivir aquí?, ” preguntó Tsang, un guardia de seguridad. “Pienso en los jóvenes tienen que construir su vida aquí. Quiero darles una ciudad mejor”.

Algunos de los residentes de más edad dudan de que los manifestantes puedan conseguir alguna vez concesiones del gobierno de Beijing, que no ha hecho más que reforzar su control sobre la capital financiera del sudeste asiático.

Andy Lee, un agente de seguros de 57 años, dijo que en principio apoya la causa de los estudiantes pero añadió: “no veo que vaya a haber resultados reales”.

“Pueden expresarse pero, hasta ahora, no veo cómo van a lograr sus metas”, señaló.

Con información de AP