A raíz de la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, una serie de informes geodelincuenciales producidos por órganos de inteligencia del Gobierno Federal dan detalles sobre la complicada realidad del estado en materia de presencia criminal e insurgente. Guerrero parece un mosaico de organizaciones criminales. Esa es la conclusión a la que han llegado agencias … Continued
A raíz de la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, una serie de informes geodelincuenciales producidos por órganos de inteligencia del Gobierno Federal dan detalles sobre la complicada realidad del estado en materia de presencia criminal e insurgente.
Guerrero parece un mosaico de organizaciones criminales. Esa es la conclusión a la que han llegado agencias de inteligencia del Gobierno Federal, que han logrado detectar la presencia de células de cárteles del narcotráfico en 62 de los 81 municipios del estado, equivalentes a 76 por ciento de la entidad. Solo 19 municipios están libres de presencia criminal.
Hoy, ocho de cada 10 guerrerenses viven en una zona con presencia del narco ya sea en su variante organizada o pandilleril. No solo eso: a su problemática como una entidad en la que se produce amapola y mariguana, Guerrero añade ahora la distinción de ser el único estado en el que cohabita una decena de grupos criminales, sus pandillas satélite y guerrilleros de forma simultánea.
Los informes detallan la forma en que municipio por municipio, Guerrero terminó por dividirse en “áreas de influencia” de los capos de la droga y la guerrilla, como si se tratase de un pastel o un mapa de la Europa feudal, con múltiples soberanías que coexisten en un espacio reducido.
Por ejemplo, al norte domina el cártel de La Familia, en el centro Guerreros Unidos y al sur los Beltrán Leyva.
Los informes obtenidos también establecen los puntos en los que se está llevando a cabo una guerra territorial entre los cárteles. En muchas ocasiones, las fronteras de sus imperios criminales se traslapan en “zonas de disputa”. Es decir, ciudades y municipios en los que las organizaciones batallan unas con otras por el control del territorio, sin importar el costo a la población civil.
La radiografía criminal cuenta con datos actualizados hasta octubre pasado y fue elaborada con informes de campo recopilados por agentes de inteligencia adscritos a distintos puntos de Guerrero.
A mayor detalle, los agentes detectaron la presencia de seis grandes carteles en territorio guerrerense. El de mayor poder y extensión es el de los Beltrán Leyva, que mantiene control de actividades criminales en 26 municipios, entre los que destacan Atoyac, Coyuca de Benitez, Acapulco, Chilpancingo y Tixtla.
Le sigue Guerreros Unidos, con nueve municipios incluidos grandes centros poblacionales y turísticos como Zihuatanejo, Taxco e Iguala. Es en esta última localidad, donde integrantes de esa organización criminal reprimieron y desaparecieron a estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos el 26 y 27 de septiembre.
La Familia Michoacana tiene actividades ilegales en otras nueve municipalidades. Se trata de Arcelia, Teloloapan y Cuetzala del Progreso, entre otras. Sometidos a presión federal desde hace ya casi un año, Los Caballeros Templarios controlan únicamente operaciones en dos municipios limítrofes con Michoacán: Zirándaro y Cutzamala del Pinzón.
El cártel Jalisco Nueva Generación ha sido ubicado en Petatlán, municipio de la Costa Grande, mientras que grupos locales, como Los Rojos, Ardillos, Los Granados, La Barredora y Tequileros, además de un largo etcétera, controlan operaciones ilícitas en otros 15 municipios.
Si bien en la Costa Chica y la Montaña baja no hay presencia del crimen organizado, se han detectado pandillas pequeñas que delinquen en toda esa zona, principalmente en cobro de cuotas, secuestros y extorsiones.
Los mapas dejan claro que solo 19 municipalidades están libres de presencia criminal organizada. Es el caso de Picaya, Buenavista, Xochistlahuaca, Azoyú y Marquelia, por mencionar algunos.
Con información de Milenio.