Desde hace muchos años se extinguió en esta ciudad la lengua materna de los primeros habitantes, el zoque, pues la modernidad y la emigración fueron factores fundamentales para su desaparición. Uno de los investigadores zoques de esta ciudad, Sergio de la Cruz García, señaló que en la capital del estado solo hay una persona que … Continued
Desde hace muchos años se extinguió en esta ciudad la lengua materna de los primeros habitantes, el zoque, pues la modernidad y la emigración fueron factores fundamentales para su desaparición.
Uno de los investigadores zoques de esta ciudad, Sergio de la Cruz García, señaló que en la capital del estado solo hay una persona que hasta 2009 hablaba su lengua materna, Antonio Escobar Paredes, habitante del ejido Copoya.
Después, “a sus 90 años le dio una embolia que le mermó su salud; se encuentra bastante bien, pero no recuperó la movilidad de una pierna, no obstante, ha sido el último hablante de zoque en esta ciudad”, indicó.
Cruz García planteó la necesidad de realizar “una profunda” investigación para rescatar la lectura y escritura, así como la enseñanza en zoque y que vuelva a ser lo que es y debe significar la lengua materna, incluso, que pueda llegar a las instituciones de educación superior.
Asimismo, dijo que la emigración de las zonas indígenas introduce otras lenguas maternas a la capital del estado, como la tzotzil, tzeltal, chol y tojolabal de indígenas que llegan sobre todo de las regiones altos, norte y fronteriza.
En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas este 9 de agosto, expuso que “desde sus inicios como capital del estado hace casi 122 años, se hizo todo lo posible en esta ciudad para ir desapareciendo poco a poco la lengua materna”.
En entrevista, refirió que los zoques llamaron Coyatoc a este territorio, que significa la “casa de conejos”, debido a que donde estaban sus aldeas había abundancia de esa especie.
Cuando los mexicas dominaron esta comarca le nombraron Tochtlán, que en náhuatl significa “donde abundan los conejos”, mientras que los zoques modificaron esa palabra a su lengua y la pronunciaron Tuchtlán, refirió.
Permanecen algunos rasgos, admitió, pero es complicada la investigación, el rescate de la lengua zoque y “en mi caso apenas estoy rescatando o elaborando un vocabulario desde hace 10 años, estoy haciendo comparaciones con el diccionario del municipio de Copainalá, también pueblo zoque, pero con variantes dialectales”.
En la actualidad la única palabra zoque más pronunciada entre los tuxtlecos es “misho” para referirnos al gato, a la mascota de la casa, resaltó.
“Los rasgos zoques más notables son los de la mayordomía, las fiestas, el cambio de poderes o nombramientos y el recorrido de las imágenes de Copoya”, manifestó.
La cultura zoque de esta capital “no es sólo la construcción imaginaria de una identidad en una ciudad que, en algunos rincones, vive en un microcosmos religioso, en las relaciones interpersonales, obligaciones y devociones, ritos, celebraciones y fiestas”, dijo.
El vestuario consiste para las mujeres en una falda larga de cuadros, una blusa de manta bordada en colores vistosos, entre los que resalta el amarillo y rojo, una trenza o recogido en la cabeza, un rebozo negro, un tarro de barro, mientras los hombres llevan pantalón y camisa de manta, huaraches de cuero y cinturón negro, detalló.
Para De la Cruz García, los zoques de Tuxtla Gutiérrez “están olvidados por las instituciones; lo que surgió en 2006 como una esperanza para el fortalecimiento de la cultura, el Museo Zoque de Copoya, que se dijo investigaría y rescataría el vestuario, escritura, enseñanza, el habla de la lengua materna, hoy está cerrado”.
La organización de cargos de los zoques de Tuxtla está configurada por una serie de puestos que los integrantes que las asociaciones religiosas zoques asumen alternadamente por periodos que van de uno a tres años y están establecidos jerárquicamente de mayor a menor, expresó.
“Los integrantes no reciben ninguna remuneración; no obstante, el desempeño del cargo implica dedicar un tiempo considerable a las actividades ceremoniales del grupo e invertir una cantidad económica para solventar los gastos que origina ser custodio de una imagen”, manifestó.
Después de haber ocupado todos los cargos religiosos de los niveles inferiores y medios de la organización se pueden alcanzar los puestos principales de albaceas y otros cargos vitalicios, añadió.
Destacó que las organizaciones religiosas se integran sobre todo por descendientes de agricultores locales de ascendencia lingüística zoque, pus el papel que juegan esas asociaciones reside en organizar a lo largo del año la vida ritual a través del principio de la mayordomía o patrocinio.
En la actualidad las asociaciones religiosas de costumbre zoque en esta ciudad se encuentran integradas por cuatro organizaciones: la Mayordomía Mayor o del Rosario, la Junta de Festejos de la Ermita del Cerrito, la Cofradía de San Marcos y la Junta de Festejos de Copoya.
También, aseguró, conservan algo de música y danzas: las “Espuelas” o “Sonajas”, antes llamada “Del Fierro” o “De la Conquista”, así como las danzas de “Yonunsé”, del “Plumero” o de la “Malinche” y de las “Plumas de Guacamaya”.
Con información de Notimex.