El actor Julio Mannino, dijo que, entre sus pasiones, está “vivir la magia de pararse en un escenario a contar historias ficticias para que el público las sienta reales”, por ello, continuará en la puesta en escena “Piaf…Vivir por una voz”, que cambiará del teatro Fernando Soler al Libanés, a partir del 18 de septiembre. … Continued
El actor Julio Mannino, dijo que, entre sus pasiones, está “vivir la magia de pararse en un escenario a contar historias ficticias para que el público las sienta reales”, por ello, continuará en la puesta en escena “Piaf…Vivir por una voz”, que cambiará del teatro Fernando Soler al Libanés, a partir del 18 de septiembre.
El histrión, en la intimidad de su camerino, considera que cualquier teatro es “un recinto sagrado donde un actor puede contar una historia de 15 minutos, media hora o el tiempo que sea, y logra transmitir algo, para mí eso es mágico porque logra contar una historia ficticia y el público la cree y la hace suya”.
A pesar de que Mannino experimentó estar al frente de la producción en la pieza teatral “Tacones rotos”, apuntó que aceptó formar parte de la compañía de “Piaf”, que hoy festejará 100 representaciones y concluye la primera temporada, con los roles estelares de Arianna, David Ostrosky, Dobrina Cristeva, y Hugo Serrano, por dos razones:
La primera, porque no salió bien librado en su papel como productor, “perdí mucho dinero, me salió cara la idea de dar trabajo a mis compañeros, perdí mis ahorros de 24 años, me los acabé y pues hay que comer y juntar otra vez y hacer un colchoncito para volver a producir”, sostuvo el actor.
Ante ese sinsabor, Mannino no baja la guardia y se fortalece un deseo: seguir adelante, “porque tengo un compromiso con la sociedad, con mi país y deseo poner un granito de arena y llevar a la gente a conocer y a vivir el teatro con historias ficticias que los hagan sentir que son reales”.
“¿Qué me trajo a ‘Piaf’?, ganar un poco más de dinero y ser parte de esta historia, de esa cantante francesa a quien admiro desde que tenía 11 años debido a que un tío, hermano de mi mamá, me sentaba en la sala de su casa y me ponía a escuchar a esta maravillosa cantante.
“También me movió que es una historia pasional y mi personaje ‘Marcel Cerdán’, fue alguien real y transportado al argumento de esta puesta en escena tiene mucho qué contar. Además Arianna es una cantante que en los 80 yo escuchaba; volver a trabajar con Otto Sirgo con quien lo hice hace algunos años; eso fue el gancho que me motivó para volver a actuar”.
La obra, en estos cuatro meses de representaciones, a decir de Mannino, el público ha respondido muy bien y como muestra, al final de cada función, la gente aplaude de pie y hay quienes lloran “porque se introducen en la vida intensa de Piaf”.
“La gente, aunque sale afectada emocionalmente por la intensidad de la historia, ha apoyado el proyecto, incluso, hoy cumplimos nuestras primeras 100 representaciones y me voy muy contento en esta temporada, además terminamos el ciclo en este teatro, pero levantaremos el telón en septiembre en el Teatro Libanés y al mes siguiente en el Nextel del Parque Interlomas”, acotó Mannino.
El actor, quien antes de salir al escenario, tiene como ritual prender incienso en su camerino, tomar un café libanés y saltar la cuerda para estar en condición física, aclaró que se retiran del teatro Fernando Soler porque a los productores les pidieron el teatro, mas no por falta de público.
Mannino, quien gusta de cocinar y viajar, compartió que, entre sus planes a futuro, está reponer “Tacones rotos”, e incluso, es probable que el la actúe pues “ya me salió el apasionamiento para volver a actuar”.
“Piaf… Vivir por una voz”, de Beatriz González Rubín, bajo la dirección de Cecilia Angulo narra cómo vivió sus últimos 20 años de vida la diva francesa, es entonces, una historia en la que el público se puede sentir identificado como Mannino, quien se describió como un ser “muy pasional, me encanta vivir, crecer y llenarme de experiencias”.
Con información de Notimex.