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El Cepillo confiesa que mató a 15 estudiantes
Foto de Archivo

Como parte de las declaraciones de Felipe Rodríguez Salgado, alías El Cepillo o El Terco se encuentra la confesión de que él y cuatro de sus cómplices mataron a balazos “a unos 15” normalistas de Ayotzinapa, que le entregaron con vida los jefes policiales de Iguala y de Cocula, y dijo que al menos 25 ya habían muerto “por asfixia”.

Tras su detención el pasado 15 de enero, el Cepillo quien es lugarteniente del cártel Guerreros Unidos desde 2005, narró que él siempre supo que las víctimas eran estudiantes y no delincuentes.

Las autoridades a partir de esta declaración han obtenido más datos, y no vinculan en ningún momento a algún elemento del Ejército Mexicano.

Rodríguez Salgado narró en las instalaciones de la SEIDO que la noche del 26 de septiembre de 2014 recibió una llamada en su celular, era el Gil (Gildardo López, lugarteniente del líder de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias), quien le ordenó que “se moviera con su gente” a la entrada de Iguala para que lo apoyara, porque mantenía un enfrentamiento con Los Rojos, grupo rival.

Acompañado de El Pato, Jona, Bimbo, Duvalin, Huasaco y El Guereque abordaron una camioneta Nissan Estaquitas y una Pick Up verde para atender el llamado del Gil.

Llegaron al punto denominado Loma de Coyotes, donde ya lo esperaban El Cabo Gil y los mandos de las policías municipales de Iguala y de Cocula en cinco patrullas y una camioneta blanca de redilas de tres toneladas, donde tenían a un grupo de jóvenes.

Según su testimonio, subieron a los normalistas en el vehículo de redilas y se dirigieron al basurero de Cocula, pero alrededor de “unos 25 ya iban muertos por asfixia” y quedaban “unos 15 vivos”, a los que él y su “gente” ejecutaron a balazos y calcinaron, para después regresar a Iguala, pese a que él sabía que todos eran estudiantes.

Al día siguiente, El Cabo Gil le ordenó que verificara si se habían quemado por completo los cuerpos, ya que habían comenzado a incinerarlos desde la madrugada del 27 de septiembre y que a las 17:00 h de ese día aún no terminaban de calcinarse.

Horas después limpiaron las cenizas y recogieron restos que colocaron en bolsas negras de plástico grandes que lanzaron al río San Juan de Cocula, declaró El Cepillo.

Tras la masacre, dijo que huyó hacia Estados Unidos para refugiarse con su hermano, que vive en Iowa, pero fue retenido por autoridades migratorias estadounidenses, que lo deportaron a México como un indocumentado más.

Esta declaración está integrada en el expediente de la Procuraduría General de la República (PGR) que sigue en torno a la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” desde el pasado 26 de septiembre en el municipio de Iguala, Guerrero.

Con información de Milenio.