Estrenada en 1964 en Estados Unidos, y en 1963 en gran parte de Europa, La Pantera Rosa cumple este año su 50 aniversario de haber llegado a la pantalla grande, en una comedia sobre un ladrón de guante blanco y un inspector de policía que resultó en más que eso. La cinta logró un Óscar … Continued
Estrenada en 1964 en Estados Unidos, y en 1963 en gran parte de Europa, La Pantera Rosa cumple este año su 50 aniversario de haber llegado a la pantalla grande, en una comedia sobre un ladrón de guante blanco y un inspector de policía que resultó en más que eso.
La cinta logró un Óscar a la mejor animación, estrenó uno de sus episodios con su protagonista muerto y hasta ha derivado en una saga de filmes y dibujos animados. Protagonizada por Blake Edwards, Peter Sellers y Ava Gardner, la película le valió la amistad a los dos primeros, quienes a pesar de su odio mutuo trabajaron juntos para hacer reir a la gente.
El padre de la idea fue el guionista Maurice Richlin, con quien Edwards ya había trabajado en Operación Pacífico. Aunque en principio la película apuntaba para ser una apuesta sobre seguro, las carísimas peticiones de Ava Gardner le costaron el trabajo a la actriz y a la película un nombre conocido en el reparto, que sustituyó por el de la modelo Capucine.
Sellers y Edwards sacaron a flote el proyecto con sus dotes como actores, a base de la comedia muda del Gordo y el Flaco, con lo que convirtieron a La Pantera Rosa en una comedia sobre un policía patán que no entiende de fracasos.
No solo la película tuvo éxito. Para asegurar que el público entendiese la elegancia de la comedia, Edwards encargó a los animadores David H. DePatie y Friz Freleng que den vida al diamante Pantera Rosa de la película, con lo que nace el mudo personaje que le vale el Óscar a la mejor animación y posteriormente una serie de dibujos animados.
Otras cinco panteras rosas llegaron a la pantalla de la mano de Sellers y Edwards, lo que les convirtió en millonarios, hasta la muerte de Sellers en 1980. Edwards realizó dos panteras más en 1982 y 1982, mientras en 1993 Roberto Begnini hizo lo mismo, sin llegar a los niveles de la primera.
Con información de El País.