En estas ciudades, por ejemplo, hay un feroz combate, y muchas ejecuciones, por el control del narcomenudeo, una de cuyas vetas es la asociada al consumo de droga en las minas, que se surte en alianza con fracciones sindicales
Hay tres clases de municipios asolados por el crimen en Zacatecas.
Primero, los municipios de ciudades grandes, como Zacatecas, Guadalupe o Fresnillo, que los cárteles se disputan a tiros, sin que las domine ninguno. Hay en esas ciudades un dominio compartido, un “pluralismo criminal”, que produce una continua violencia y la mayor cantidad de muertos.
En estas ciudades, por ejemplo, hay un feroz combate, y muchas ejecuciones, por el control del narcomenudeo, una de cuyas vetas es la asociada al consumo de droga en las minas, que se surte en alianza con fracciones sindicales.
Segundo, los municipios que están dominados unitaria o monopólicamente por un grupo criminal, como Sombrerete, donde reina la pax narca.
“El crimen tiende a desarrollar ahí una casta militar”, escribe Claudio Lomnitz, “que impone una justicia paralela y que consigue enseñorearse localmente”.(Zacatecas: la zona del silencio, Nexos, junio 2023).
Son los “nuevos señores feudales”, dice un informante de Lomnitz. Y Lomnitz encuentra justificada la metáfora: “Se trata, al final, de una casta guerrera que se encarga de impartir justicia localmente y que reclama rentas y monopolios a cambio”.
En esos municipios son raros los homicidios y no hay muchas desapariciones. Las bandas imparten justicia de esta forma: a unos jóvenes adictos que robaban para comprar droga les cortaron las manos .
Tercero, los municipios que son “fronteras de guerra”, donde un cártel pretende expulsar al otro, como sucede en los municipios colindantes con Jalisco.
En estos municipios abundan los homicidios, pero también las desapariciones, en un perfil que sugiere la existencia de una de las más siniestras formas de ocupación de Zacatecas por las bandas del crimen: la aparición de campos de entrenamiento militar, alimentados por la leva, mediante el secuestro de jóvenes que son vueltos asesinos profesionales durante su entrenamiento.
La leva de jóvenes está asociada al desplazamiento de familias enteras que dejan su pueblo en busca de refugio.
En 14 comunidades de la sierra del municipio de Jerez se han registrado 4 mil desplazados. Muchas de esas familias huyeron, dice Lomnitz, “porque el cártel había entrado a robarse a todos los jóvenes, presuntamente para reclutarlos para los campamentos de entrenamiento”.
https://www.milenio.com/opinion/hector-aguilar-camin/dia-con-dia/zacatecas-pax-y-guerra-narca