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¿Qué tanto puede cambiar si en la madrugada de este miércoles el Inegi nos da a conocer si la economía mexicana estuvo o no en recesión durante el primer semestre?

Aparentemente el comportamiento del Producto Interno Bruto durante abril-junio se movió muy cerca del cero. Décimas arriba o abajo, pero en torno a esa línea plana del cero crecimiento.

Si estuvo en el terreno negativo, no dudarán muchos analistas y detractores del gobierno en llamarle recesión. Porque técnicamente se le puede llamar así.

Y si el PIB del segundo trimestre logró superar el piso y crecer algunas décimas, entonces se llenarán la boca en la 4T, empezando por el presidente en su mañanera, diciendo que se quedaron con las ganas sus adversarios de ver a México en esa condición recesiva.

Así que, lo que va a alterar la publicación del Inegi a las 6 de la mañana del miércoles será el discurso político, por la lectura que se le quiera dar a ese dato.

Si es recesión o no, en nada alterará la confianza de muchos agentes económicos, porque ésa ya está afectada.

Si se confirman dos lecturas negativas consecutivas del PIB, se le puede llamar recesión. Ligera, técnica, temporal y a confirmar con los datos definitivos del 23 de agosto. Pero recesión.

Sobre todo, porque uno de los tres componentes, las actividades secundarias, está claramente en recesión y sin marcar cambio en su tendencia. Esto le agrega datos técnicos a interpretarlo como un escenario recesivo.

Mientras tanto, el sector terciario achata su crecimiento y el sector primario es tan volátil como el temporal que le toque. Ninguno de estos otros dos componentes tiene buenas expectativas.

Más allá de la discusión mediática que se va a armar a partir del miércoles entre los que creen esa visión presidencial, de toques surrealistas, de que no hay crecimiento, pero hay desarrollo, y los que creen que los números nos muestran lo mal que vamos. Más allá de eso, lo importante es poder anticipar hacia dónde va la economía mexicana.

Lo peor de los pronósticos que adelantan que la economía no crecerá más allá de 0.2% o 0.6% no es que pronostiquen una recesión el semestre pasado, es que adelantan un estancamiento en lo que resta del año. Sin muchos cambios en el 2020.

El problema es que no parece que la baja en las expectativas del comportamiento de la economía esté cerca de tocar fondo.

Si la economía navega pegada al cero durante largo tiempo, puede haber más daños que si se toca el terreno negativo y logra que esto provoque en el gobierno que recapacite en muchas de sus acciones y políticas de Estado que logren enderezar el rumbo.

Dicen en torno a muchas adicciones que es necesario que el sujeto toque fondo para que se dé cuenta de lo que pierde con sus malos hábitos. De lo contrario, se puede estancar en una zona de confort donde mantiene las malas prácticas sin darse cuenta del mal que se hace y que les hace a las personas de su entorno.

Podríamos pues, no estar en recesión todavía. Pero si no hay conciencia del daño que se autoinflinge el gobierno con sus malas políticas y de la afectación que esto tiene para el resto de los agentes económicos, puede ser peor navegar en el estancamiento económico al que ya hemos llegado en tan poco tiempo.