Minuto a Minuto

Entretenimiento Encuentran muertos al director de cine, Rob Reiner y esposa en su casa de LA
El actor, director y productor Rob Reiner fue encontrado muerto este domingo en su casa de Los Ángeles junto a su esposa, Michele Singer
Internacional Identifican a cinco de las víctimas del atentado de Sídney, incluidos dos rabinos
Autoridades confirmaron la identidad de cinco de las 16 víctimas mortales del tiroteo ocurrido durante un festival judío en la playa de Sídney
Internacional “Vienen vientos de la muerte”; Petro tras el triunfo de Kast en Chile
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió que en América "vienen los vientos de la muerte", tras la victoria de José Antonio Kast en Chile
Nacional Saldo blanco en la marcha de la Generación Z de este domingo
Autoridades de Ciudad de México informaron que la marcha de la Generación Z realizada este domingo concluyó con saldo blanco
Sin Categoría Avión de JetBlue evita colisión con una aeronave militar de EE.UU. cerca de Venezuela
"Casi tuvimos una colisión en el aire", dijo el piloto de JetBlue, de acuerdo con una grabación de su conversación con el control de tráfico aéreo filtrada a los medios

Mis críticas a las trampas electorales de las elecciones del domingo pasado hablan poco o nada de la importancia del voto y su poder invencible. Asunto fundamental de los sistemas democráticos.

La fuerza de los votos, cuando se ejerce, es superior a todos los subterfugios que se practican para torcerlo. Es la evidencia de las elecciones del domingo pasado.

Todas fueron lo que cabría llamar “elecciones de Estado”, en las que los gobiernos intervinieron hasta la impudicia para dominarlas.

La libertad y la abundancia del voto desbarataron, al punto de ridiculizar, las estrategias de varios gobiernos interventores.

Mi crítica a las trampas de estas elecciones no es una negación del hecho capital de la fuerza de la democracia. En particular, el hecho de la ventanilla siempre abierta, el hecho de que los ciudadanos puedan votar, premiar o castigar a quien quieren.

He puesto el énfasis en lo que debemos corregir para que la tarea de votar tampoco sea un asunto de exigencias sobrehumanas. Por ejemplo, duplicar la votación para que el grupo en el poder no se quede con el poder manipulando un porcentaje pequeño de los votos.

Esto último es lo que sucedió en las elecciones que tuvimos el domingo: la gente salió a votar contra sus malos gobiernos, nulificando la “operación electoral”.

Todos los gobiernos, los que ganaron y los que no, ejercieron la “operación electoral”. Todos, ganando y perdiendo, distorsionaron el resultado.

No podemos saber hoy con claridad cómo, cuánto y por quién votaron realmente los electores de los estados que tuvieron elecciones.

Tampoco me hago ilusiones sobre los procedimientos de los opositores. Rindo homenaje, eso sí, al hecho de que, para triunfar, los opositores tuvieron que hacer un esfuerzo mucho mayor que el de los poderes existentes. No es poca cosa haberlos derrotado.

Las victorias de la alternancia nos devuelven la confianza en el hecho democrático fundamental: si la gente vota en serio por quien quiere, no hay manipulación que pueda torcer su voluntad.

Añado, sin embargo, que mientras no cambiemos las reglas que permitieron a los gobiernos locales hacer las trampas que hicieron el domingo, los ganadores alternantes de hoy ahora serán probablemente los opresores de los candidatos aspirantes de mañana.

[email protected]