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Dentro del plan de acción de los primeros 100 días de Donald Trump como presidente de Estados Unidos (EU) se encuentra su intención de renegociar o abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cual cumplirá 23 años de haber entrado en vigor, el 1 de enero del año entrante y, ante su inminente renegociación, es necesario hacer un breve recuento de su impacto, beneficios y limitaciones.

El TLCAN ha tenido un impacto muy importante en términos de comercio internacional entre los tres países que conforman la región. En el caso de México, el TLCAN ha detonado una integración económica con EU muy significativa.

De acuerdo con datos publicados en un estudio de Credit Suisse, México exporta alrededor de 300,000 millones de dólares (mdd) al año a Estados Unidos, lo cual representa 30% del Producto Interno Bruto (PIB), 81% de las exportaciones totales de nuestro país. Asimismo, México importa aproximadamente 180 millones de dólares al año de EU, lo cual equivale a 46% de las importaciones totales de México y que en su mayoría son bienes intermedios. México es el segundo destino más importante de las exportaciones de EU, solamente detrás de Canadá.

Por otro lado, para Estados Unidos, las importaciones provenientes de México representan aproximadamente 14% de las importaciones totales, detrás únicamente de las importaciones provenientes de China, las cuales representan aproximadamente 20 por ciento.

Aunque México tiene un superávit comercial anual de aproximadamente 120 millones de dólares, Credit Suisse destaca que las importaciones de bienes finales a Estados Unidos provenientes de México tienen en promedio 40% de valor agregado en Estados Unidos, lo cual supera de manera notable a Canadá (25%) y China (4 por ciento).

A pesar de esta gran integración comercial, el TLCAN parece haberse quedado corto vis a vis en las expectativas originales de que sería la punta de lanza para convertir a México en una economía desarrollada. Aunque tal vez las expectativas fueron demasiado ambiciosas, uno de los hechos irrefutables subrayado por los detractores del TLCAN es que el nivel de vida para la gran mayoría de los mexicanos no ha tenido una mejora tangible en los últimos 20 años. Aunque el TLCAN ha tenido un impacto transformacional en varios sectores y algunas regiones específicas del país, su contribución, por sí sola, no ha sido suficiente para transformar a México en una economía desarrollada o, por lo menos, para cerrar la brecha ante sus dos principales socios comerciales.

El porcentaje de la población que vive en pobreza y pobreza extrema es muy similar al de 1994 y la economía mexicana sigue teniendo el mismo tamaño relativo al de la de Estados Unidos que hace 20 años. Asimismo, México es actualmente la economía número 11 del mundo, casi el mismo lugar que hace 30 años.

A pesar de esta realidad, sería injusto achacar esta situación al TLCAN, ya que hay muchos otros factores que han frenado el desarrollo de nuestro país, como la corrupción, la ausencia de reformas estructurales durante años y la debilidad del Estado de Derecho. Lo más probable es que, sin el TLCAN, los resultados para nuestro país serían aún inferiores.

Una renegociación agresiva del TLCAN o la salida por parte de EU podría tener consecuencias directas muy negativas para México, pero también para Estados Unidos. Nuestro vecino sabe que México depende más del TLCAN que EU y, por lo tanto, tratará de inclinar la balanza a su favor. México debe aprovechar la actual coyuntura para modernizar su relación con EU y sus demás socios comerciales, tomando ventajas del nuevo entorno regulatorio doméstico, pero también debe prepararse para un posible choque externo de magnitud desconocida.