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La estrategia oficial de los “otros datos”, el desmantelamiento del Inegi y el anuncio, ayer, de que ahora el mismo gobierno es el que medirá su desempeño para combatir la pobreza, es el inicio del apagón estadístico que necesitan las administraciones de talante hegemónico para gobernar.

Lo hizo Argentina durante la supremacía del kirchnerismo (2003-15), cuando el gobierno ocultó a sus ciudadanos, y al mundo, las cifras reales sobre la economía y multó a las consultoras privadas que publicaban datos diferentes a los oficiales.

Es una maniobra que desconecta al país del exterior y hace imposible que exista un control público autónomo para calcular y comprobar, de manera científica, los resultados de las políticas y decisiones de los gobiernos dominantes como, en este caso, es la 4T.

En cambio, el chavismo se tardó 13 años en imponer su apagón estadístico, porque no necesitó mentir ni ocultar información a sus gobernados, debido a la bonanza que gozó, con el barril de petróleo a 100 dólares en el mercado mundial.

El chavista Instituto Nacional de Estadística (que medía índices sociales como la pobreza o desnutrición) dejó de publicar en 2012 sus reportes mensuales. Dos años después, el Banco Central de Venezuela dejó de publicar los reportes de inflación y del PBI.

Así que la 4T va a velocidad supersónica, en comparación con sistemas políticos parecidos (como el kirchnerismo y el chavismo) y, por lo pronto, eliminó 14 encuestas y censos sobre prevención de la violencia y la delincuencia, acceso a la información pública y protección de datos.

Y, ayer, informó que el gobierno decidirá los datos que publique el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Es decir: el Coneval dejará de ser un organismo separado del Estado, como ocurría desde 2004, y tendrá un titular afín al gobierno.

Pero no deja de resultar curioso que el inicio del apagón estadístico de la 4T se registre poco después de que Morena presentara aquí, como rockstar a Axel Kicillof, autor del hundimiento de la economía argentina durante el dominio de los Kirchner.

El exministro de Economía durante el desastroso proceso populista argentino de 12 años, vino a impartir cursos y presidir cenas y fue alabado como el gran gurú de la economía por el senador Martí Batres, la secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde y muchas otras estrellas de la 4T.

Kicillof aisló a Argentina del mundo económico real, y el país descendió al nivel de “mercado de frontera”, casi sin el intercambio de capitales con el exterior. Fue apenas el mes pasado que Argentina dejó de ser “mercado de frontera” y entró al status de “mercado emergente”… como México.

En fin, que se abre paso en nuestro país…

Una oscuridad estadística.