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El diario El País ha explicado en una crónica el éxito de la vacunación en Chile que ha sorprendido al mundo y que es, desde luego, la excepción virtuosa en el triste panorama latinoamericano.

Chile empezó su proceso de vacunación el 3 de febrero pasado y anteayer, martes 23, había vacunado a más de 3 millones de personas, 16 por ciento de su población de 19 millones. Superaba ampliamente en la región a Argentina (1.65 por ciento de vacunados), a Brasil (3.43 por ciento) y a México (1.4 por ciento). Tenía mil 300 centros de vacunación activos y garantizadas la llegada de suficientes vacunas para seguir el proceso, ininterrumpidamente, durante este semestre, en el que esperan alcanzar la inmunidad de rebaño.

La primera explicación de esta eficacia es que el gobierno de Chile empezó a buscar y a contratar vacunas en el mundo desde el mes de mayo del año pasado, cuando las vacunas apenas existían. No lo hizo a través de su secretario de Relaciones Exteriores, como México. Le bastó con el subsecretario, Rodrigo Yáñez, quien recibió del presidente Piñera la instrucción de dedicarse exclusivamente a buscar vacunas en todas partes, con el dinero necesario autorizado.

La estrategia fue múltiple, no hizo excepciones. A la firma estadunidense Pfizer le compraron 10 millones de vacunas que llegarán hasta este trimestre, pero de las que recibieron en diciembre 20 mil vacunas, las cuales dedicaron íntegramente, como primer grupo prioritario de vacunación, al personal médico.

El pacto más rentable y rápido fue con los productores chinos de Sinovac, a quienes les permitieron hacer ensayos clínicos en Chile a cambio de las dotaciones sustanciales con que arrancaron su campaña de vacunación este febrero. Cuando la negociación con Sinovac presentó complicaciones, el presidente chileno habló con el mandatario chino para destrabar el pacto, no para iniciarlo. También permitieron hacer pruebas experimentales en Chile a los productores chinocanadienses de Cansino para garantizar una dotación, al tiempo que compraban 5 millones de vacunas de AstraZeneca.

Una vez aseguradas las vacunas, el gobierno chileno no inventó brigadas y criterios políticos para vacunar. Abrió completo el sistema de salud a la tarea y procedió a vacunar por edades, a la velocidad descrita arriba. Terminarán en junio.