Algo de enorme injusticia con una doctora en Ciencias que debería buscar su propio camino de seguimiento, no de sometimiento, en esta mal llamada Cuarta Transformación
Andrés Manuel López Obrador adelantó que para el sexenio de Claudia Sheinbaum no será necesario que se aumenten impuestos o que se impulse una reforma fiscal.
Así lo dijo quien se cree con la certeza de que entregar la banda presidencial dentro de ocho días no significa entregar el poder presidencial.
Es ya una evidente falta de respeto a la futura Presidenta, quien claramente queda exhibida ante la decisión de López Obrador de no implementar ningún tipo de modificación tributaria, incluso si las circunstancias económicas del muy difícil 2025 así lo ameritaran.
Porque, más allá de que en campaña haya prometido no reformar los impuestos, no le toca al futuro expresidente afirmar con tanta contundencia una acción que le toca exclusivamente al siguiente gobierno, dependiendo las circunstancias.
Claudia Sheinbaum va a tener múltiples problemas con esa presencia permanente de López Obrador.
Porque más allá de su evidente no-jubilación, las comparaciones entre el que se va y la que llega serán inevitables, sobre todo en ese ejercicio de propaganda que está obligada a mantener de las mañaneras.
Una científica, formada en la certeza de las evidencias, no se puede dar el lujo de mentir de forma tan descarada como cada mañana lo hace López Obrador.
La Presidenta debe imprimir a sus palabras la asertividad de una científica, no las afirmaciones falsas de un populista, porque para mentir como lo hace López Obrador hace falta un carisma que invite a una validación cuasi religiosa.
Tiene mucho tiempo que las palabras del Presidente no son escuchadas por los que toman decisiones, por aquellos que esperan un balance de gobierno. Si se mantiene la atención de la gente informada en las mañaneras es por el temor de que ahí se hagan anuncios de más medidas destructivas y autoritarias.
Tan solo en la conferencia del viernes, la cantidad de consideraciones falsas en materia económica lo pintan de cuerpo entero.
Dijo que se detuvo la caída de extracción petrolera en 1.8 millones de barriles diarios. Falso, en abril de este año se produjeron 1.55 millones de barriles diarios de hidrocarburos, su nivel más bajo desde 1979.
Aseguró que sin su “rescate” de Pemex la gasolina estaría hoy en 40 pesos. Falso, si se hubiera ampliado la competencia estaría por debajo de los 24 pesos actuales. Tan falso como su dicho de inicio de sexenio de que hoy pagaríamos 10 pesos por litro.
México es el país con menos desempleo. Falso, considerar la subocupación como empleo es una trampa estadística.
“Los niños de México son los más felices de la OCDE”. Seguro, tan felices como los niños de Culiacán que llevan dos semanas sin clases por la violencia.
El peso se fortalece, no se devalúa. La moneda que concentra 80% de sus operaciones en el mercado especulativo.
En fin, se pueden hacer libros completos para cotejar la realidad con las mañaneras. El punto es que parte de sus últimos ejercicios de propaganda los ha dedicado a dejar en claro que la línea del siguiente sexenio la marca él.
Algo de enorme injusticia con una doctora en Ciencias que debería buscar su propio camino de seguimiento, no de sometimiento, en esta mal llamada Cuarta Transformación.