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La semana pasada se publicaron las cifras revisadas del crecimiento del PIB en Estados Unidos (EU) para el primer trimestre del 2015, revelando una contracción anualizada y ajustada por estacionalidad de 0.7% con respecto al trimestre inmediato anterior. La revisión implicó un fuerte ajuste contra la cifra preliminar de un crecimiento de 0.2%, pero estuvo en línea con las expectativas del mercado, que esperaba una contracción de 0.8 por ciento.

La cifra significó el segundo año consecutivo en que se presenta una contracción durante el primer trimestre del año. Los factores que tuvieron un mayor impacto negativo en la revisión a la baja fueron una disminución en las exportaciones netas atribuible a un incremento en la medición de las importaciones y una disminución en la inversión fija no residencial del sector privado y en el gasto gubernamental.

Mientras tanto, el consumo privado y la inversión residencial tuvieron un buen desempeño, pero no suficiente para compensar los factores negativos. No obstante, tanto el consumo privado como la inversión residencial tuvieron una desaceleración importante en comparación con la tendencia de los últimos tres trimestres.

Aunque es claro que la comparación de las cifras del primer trimestre contra el cuarto fue afectada por el mal clima y por el cierre temporal de varios puertos en la costa del Pacífico, también es evidente que la economía estadounidense sufrió por factores que no son extraordinarios.

Por un lado, es evidente que la economía de ese país está perdiendo competitividad como consecuencia de la apreciación del dólar. Las exportaciones cayeron 7.6% durante el primer trimestre mientras que las importaciones presentaron un incremento de 5.6 por ciento. Esta situación refleja tanto el impacto negativo de la apreciación del dólar como un entorno de menor crecimiento en los principales socios comerciales de Estados Unidos.

Por otro lado, la caída en los precios del petróleo y del gas ha tenido un impacto negativo en la Inversión Fija Bruta no residencial. Sin embargo, la realidad es que si revisamos las cifras de crecimiento de manera anual —es decir comparando el dato del PIB al cierre de cada trimestre contra el mismo trimestre del año anterior—, en lugar de hacerlo de manera secuencial como normalmente se publica, la desaceleración de la economía estadounidense es mucho menos marcada. Bajo esta aritmética que permite tomar en cuenta los factores climáticos que tuvieron un impacto negativo tanto en el primer trimestre del 2014 como en el 2015, la economía estadounidense creció cerca de 2% durante el primer trimestre.

A pesar de la fuerte revisión a la baja, los mercados casi no se inmutaron y se mantienen cerca de máximos históricos. Dicho comportamiento puede deberse a que la mayoría de los expertos considera que al igual que los últimos tres años, el débil desempeño del primer trimestre será seguido por una recuperación importante en la actividad económica durante el resto del año.

A pesar de la contracción del PIB en el primer trimestre, medida de manera secuencial y a tasa anualizada, el empleo y las revisiones salariales, aunadas a la disminución en los precios de la gasolina y la electricidad, apuntan a un mayor repunte en el consumo durante los trimestres siguientes.

Sin embargo, estas fuerzas positivas estarán luchando contra la apreciación del dólar y la disminución en la inversión privada relacionada con el sector energético. No obstante, el consumo debería ganar la batalla, impulsando la economía americana a alcanzar un crecimiento por arriba de 2.5% para el año completo.