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¡Hola de nuevo!

Hoy más que una plática es un llamado a que te ubiques. No lo digo en mal plan sino por lo importante que es saber dónde estamos parados y hacia adónde vamos. Y fundamental… cómo usamos nuestro dinero para lograrlo.

Cuéntame por Twitter en @MarijoCodesal.  Me encantaría saber cómo lo vives.

Los simples mortales como tú y como yo tenemos que trabajar, generar nuestros ingresos, ahorrarlos, invertirlos y hacer crecer nuestro patrimonio. Tener seguros, un fondo de emergencia por si te despiden, te enfermas, se te muere la pareja y todas esas cosas que SI pasan en la vida pero que odiamos enfrentar y que ignoramos esperando que por ignorarlas desaparezcan.

¡Ubícate!  Trabaja para ti no en tu contra.

Y, aun así, nuestra estabilidad financiera puede tambalearse porque aparezcan unos cuatreros y hagan que se caigan las bolsas de valores por algo que se llaman burbujas. O haya que “rescatar” a los bancos porque si no se descuajeringa toda la economía y entonces perdamos por años con el pago de nuestros impuestos, mejoras en la ciudad y colonia.

O como cuando hubo que nacionalizar la banca y todos los que tenían ahorros en dólares los recibieron en pesos devaluados. De eso solo los mayorcitos se acuerdan. Pero pasó a finales de los setentas y entrando en los ochentas.

No todo depende de nosotros, pero si es nuestra obligación estar prevenidos por si hay golpes económicos. Nos afectará, claro, pero no tanto.

Por eso, hay que ubicarnos en nuestra realidad.  Si no trabajamos, no comemos. Si usamos mal nuestro dinero, no alcanzaremos nuestras metas personales.

Ordenar nuestras finanzas personales no es un camino fácil, no es para los que están buscando una salida mágica para sus deudas o para generar enormes cantidades de dinero.

Puede suceder, si, no te voy a mentir. En el camino puedes encontrar oportunidades, pero necesitarás estar preparado para verlas.  Aun así, no es mágico, requiere de mucho trabajo, decisión y compromiso contigo mismo y tu cartera.

La verdad es que los cuentos de hadas en materia de finanzas personales no existen.  Tampoco creo que existan en otros ámbitos.

La gente, cuando te ve bien y exitoso, con cierta tranquilidad económica, piensa que es porque eres una suertuda y no hay nada más alejado de la realidad. No se imaginan la cantidad de trabajo y las horas invertidas en crear esa situación para uno mismo.

Son las decisiones que tomamos con respecto al uso de nuestro dinero, las que nos hacen pagar más caro por tener algo (créditos innecesarios), tirar el dinero a la basura (pagando servicios que no usamos), tratando de mantener un estándar de vida que le debemos a uno o varios bancos.  Esas decisiones son importantes.

Es fundamental tomar decisiones adecuadas a nuestra realidad económica. Es decir, ubicarnos. Poner los pies en la tierra.

Si un día tuviste mucho dinero, pero ahora no, ajústate.  Nadie se muere por tener que limitarse de algunas cosas.  Es incómodo y molesto, si, totalmente.  Pero esa incomodidad puede mejorar si empiezas a tomar buenas decisiones a tu favor y no a favor de tus impulsos y deseos.

El éxito financiero no tiene nada que ver con ser millonario. Tiene todo que ver con sacar el máximo provecho a tus recursos y con poder acceder a cosas que necesitamos o queremos sin mayor esfuerzo.

Los ricos saben hacer crecer su dinero, los pobres son expertos en hacerlo rendir al máximo y entre los dos polos estamos la mayoría de nosotros dando tumbos. Ahí están los grandes aprendizajes.

Los que somos más burros (no te sientas ofendido por favor) somos los que estamos en medio. No sentimos la escasez de ser pobres y queremos parecernos a los ricos. Somos los que peores decisiones económicas y financieras tomamos.

Caemos muy fácilmente en la cultura de la deuda perpetua. Hasta tiene cierto status quo comprar cosas “solo con el poder de tu firma”. Claro que es infinitamente falaz porque no es con tu firma es con dinero prestado y te sale más caro comprar las cosas así.  Además, trae consigo el riesgo es que sobrepases tu capacidad de endeudamiento hasta por arriba del 100 por ciento de tus ingresos. Ahí ya estás metido en una lavadora, empapado, ahogado y solo dándole vueltas al dinero. Sacando de una tarjeta para pagar otra y así en cada fecha de corte.  ¿Cómo lo sé?  Me pasó a mí, ya lo he contado.  Y nos pasa a muchos.

No es que seamos tontos es solo que la inercia de la sociedad nos lleva por esos derroteros. Vivir de prestado es lo más común. Todas las personas con las que hablo tienen algún tipo de deuda. Las empresas tienen deudas y si lees los periódicos… los estados y los países también están endeudados hasta las pestañas. En niveles exorbitantes. ¡Es brutal!

Así que podemos llorar todos juntos. No pasa nada. O reírnos porque estamos para camisa de fuerza. Parecería qué tenemos ganas de vivir estresados pensando todo el tiempo: ¿cómo voy a pagar?

Hay deudas buenas y malas. Ya lo platicaremos en  otra ocasión.  Mejor de todo en este momento, una buena noticias, es que dentro de nosotros tenemos un elemento poderosísimo para resolver este tipo de problemas y es el poder de nuestra decisión.  Podemos cambiar todo eso decidiendo bien y mejor.

Es importante saber cuál es tu relación con el dinero. ¿Te llevas bien o mal?

Hay que seguir tomando decisiones económicas todo el tiempo y podríamos escoger mejor. Hay que escoger, ni modo. Necesitamos elegir entre lo que piensen o hagan los demás y nosotros mismos.  No nos vayamos por el camino fácil. No cedas ante la presión del estatus o de otros. Eso hará una diferencia infinita. Beneficiándote a ti y a todos los que tengas alrededor.

Tal vez necesites ayuda o asesoría por un tiempo. Te puedo ayudar si así lo quieres. Y ya ¡ubícate! Por favor.

No dejes de enviarme tus dudas, preguntas e intereses a [email protected]. También podemos seguir esta conversación por las redes sociales. Aquí hay una oreja y una compañera para viajar al fascinante mundo de las finanzas personales.