Elecciones 2024
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Siguen fluyendo en la prensa analítica estadounidense intentos de explicar la anomalía política en que está metido ese país con la irrupción de Trump.

Uno de los más refinados recoge estudios académicos dedicados a la investigación de la personalidad autoritaria de los votantes.

Hay una gran masa de votantes estadunidenses, repartidos hasta ahora en ambos partidos, cuyos valores fundamentales son el orden, la estabilidad y la tradición. Huyen del cambio y del desorden, quieren autoridades fuertes y ciudadanos disciplinados a los valores básicos de la obediencia a la ley.

Diversos estudios académicos han identificado un conjunto de creencias y temores específicos que caracterizan esta “personalidad cívica autoritaria”. Entre ellos los siguientes:

Apoyan el uso de la fuerza militar contra países que amenazan a Estados Unidos. Rechazan los matrimonios del mismo sexo. Apoyan las revisiones especiales en los aeropuertos a gente que parezca del Medio Oriente. Se sienten en riesgo inminente por acciones posibles del Estado Islámico. Creen peligroso que musulmanes estadunidenses construyan mezquitas. No creen que hay que poner límites a la policía para usar la fuerza. Apoyan que todos los ciudadanos porten su tarjeta de identidad y la muestren si la policía se lo pide. Apoyan cambios en la Constitución para prohibir que obtengan la ciudadanía niños hijos de migrantes ilegales.

Estos votantes de personalidad autoritaria, muy comunes en la cultura política estadunidense, estaban fundamentalmente repartidos en sus preferencias políticas entre demócratas y republicanos.

La novedad del estudio es que los académicos han podido medir el trasvase de estos ciudadanos hacia Trump.

El discurso autoritario de Trump los ha agrupado, drenándolos del partido demócrata y trayendo a una abrumadora mayoría al bando republicano tal como lo mal encarna Trump.

Vale la pena leer el reporte completo sobre esos estudios: Amanda Taub: “The rise of American Authoritarianism (El ascenso del autoritarismo estadounidense”). Aquí la liga: http://bit.ly/1LSsYro.

Se trata de una variable estrictamente política del fenómeno Trump, que conviene incluir como tal, entre otras cosas porque demuestra que no todo es economía o percepción. Hay también las creencias duras de la gente y el discurso político que conecta con ellas, por aberrante que sea.

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