Elecciones 2024
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Por primera vez en la historia, el presidente del país más poderoso del mundo es acusado de poner en riesgo la vida de tropas de Estados Unidos por no actuar de inmediato ante advertencias urgentes sobre el ofrecimiento de “recompensas” de 100.000 dólares, de Rusia a militantes del Talibán, por cada soldado estadounidense que asesinen, lo que se reiteró al mandatario en el Residential Daily Briefing (PDB) y en una reunión en marzo, en la Casa Blanca.

Alarmados por la falta de interés por proteger a las tropas, manifiesta por su indiferencia, ante el peligro que eso significa para hombres y mujeres en uniforme, líderes Republicanos y Demócratas del Congreso, urgieron a Gina Haspel, directora de la CIA y John Ratcliffe Nuevo Director Nacional de Inteligencia a una sesión clasificada para que les informaran sobre reportes de que la Glavnoje Razvedyvatel’noje Upravlenije o Agencia de Inteligencia Militar Rusa, mejor conocida por sus siglas GRU, enviaba las altas sumas de dinero en efectivo y armas al Talibán, a través de Rahmatullah Azizi, un contratista Afgano, ya plenamente identificado.

Ante el impacto del reporte, preparado por Comandos de Operaciones Especiales destacados en Afganistán, el primer mandatario Trump -quien humilló a las agencias de Inteligencia de Estados Unidos, antes que reclamar al presidente Putin- desmintió los reportes y “justificó” su inacción, bajo el argumento de que “no fue informado” y trató de desacreditar la versión, calificándola de ser “otro engaño de demócratas y medios informativos, para perjudicarlo políticamente”.

El Pentágono investiga ya si la muerte de 10 soldados en 2018, 16 en 2019 y 2 en 2020, podría estar relacionada con esas “recompensas” rusas, igual que ataques de soldados afganos a tropas de la Coalición.

En defensa del mandatario, fuentes de la administración filtraron que “una funcionaria de la CIA, con más de 30 años de servicio, “tomó la decisión de no informar al presidente, porque los reportes no estaban confirmados”.

La acusación, ocurrida en la conmemoración del 244 Aniversario de la Independencia, fue parte de tristes eventos en esta nación, gobernada por quien es considerado la antítesis de un buen presidente, y que en sólo 3 años y medio, ha revertido derechos y libertades conquistados durante décadas, institucionalizó la mentira y deshonestidad, viola la Constitución, despide a funcionarios honestos sólo por defender la legalidad y usa todo el poder presidencial para bloquear numerosas investigaciones sobre sus aparentes crímenes, además de atacar a opositores y querer reprimir con el Ejército, el legítimo reclamo de cientos de miles de afroamericanos, contra el racismo en forma de brutalidad policíaca en todo el país, que se traduce en cientos de asesinatos completamente impunes.

El presidente Trump, obsesionado en su reelección a cualquier costo, preocupado por la economía que considera vital para ser reelegido, hace cada vez más evidente su incapacidad para contener el avance de la epidemia de la que se le advirtió meses antes cuando se negó a ordenar medidas durante 6 semanas, luego obstruyó el trabajo de Médicos y enfermeras en los estados más afectados, a los que negó equipos de protección personal y respiradores.

Preocupado por la desaceleración económica, presionó a los gobernadores republicanos, para que reanudaran la actividad productiva, ignorando medidas de protección que recomendó el Centro de Prevención y Control de Enfermedades, para evitar más contagios y que en unos días dispararon el número de infecciones a más de 50.000 por día.

A diferencia de países europeos y asiáticos donde las infecciones no llegaron a medio millón y las muertes no pasaron de 35.000, Estados Unidos registró ese martes la cifra récord de 3 millones de infecciones y 133.000 decesos, que continúan acumulándose, por la falta de estrategia o plan de coordinación nacional, a cargo de autoridades médicas o de FEMA, la agencia Federal para Manejo de Emergencias, en lugar del vicepresidente Mike Pence que trata de capitalizar políticamente la crisis, en favor del presidente.

Ahora, Trump presiona a los gobernadores, para exponer también a millones de estudiantes, sin un plan de protección.

El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas, advirtió que “el país va en la dirección contraria”, especialmente después de la celebración del 4 de julio, y que, para noviembre, el número de muertes podría rebasar los 200.000 y los infectados llegar casi a 5 millones.

La pandemia hizo colapsar la economía de esta superpotencia, generó pérdidas históricas en los mercados financieros, ocasionó el despido de hasta 40 millones de trabajadores e incrementó el déficit y la deuda externa en casi 6 trillones de dólares.

En lugar de aprovechar el 244 aniversario de la Independencia para tratar de unificar al país, convocarlo a acatar disposiciones para contener la epidemia y trabajar juntos para mitigar los daños; en lugar de mensajes de solidaridad a los deudos de las víctimas, -casi un 80% hispanos y afroamericanos- el presidente Donald Trump optó por exacerbar el racismo, atacar a las minorías, emitir órdenes ejecutivas para “protección” de símbolos confederados que usan acomplejados grupos de blancos que se dicen superiores y lo apoyan.

Al temor por #Covid19, el hartazgo de la cuarentena, la frustración por medidas y declaraciones del presidente Trump, la confrontación política y racial, se suma la tensión y protestas durante casi un mes en todo el país, a causa de la brutalidad policiaca que resultó en el asesinato de George Floyd, protestas que el mandatario quiso sofocar con el uso del Ejército, prohibido por la Constitución.

Y lo último, es que, además de firmar ilegalmente los cheques de Estímulo Económico del Congreso, para dar la impresión de que los envío personalmente, ahora se revela que su hijo Donald Trump Jr., operadores de sus restaurantes en New York y en D.C., la secretaria de Transporte Elaine Chao, esposa de Mitch Mc Connell y una gran cantidad de negocios propiedad de congresistas republicanos, recibieron parte de 660 mil millones de dólares en “forgettable loans” o “préstamos” que podrían no ser pagados.

Esa corrupción resulta triste y sorprendente para los habitantes de esta superpotencia, que fue líder global y la democracia más perfecta, gobernada por presidentes, funcionarios y legisladores educados, patriotas e inteligentes, conscientes de la necesidad de un trabajo bipartidista.

Esos líderes sabían de la necesidad de tener una buena relación con sus adversarios políticos, para poder aprobar históricas leyes que contuvieran el racismo y la discriminación e hicieron de este país un paraíso de libertad y oportunidades, ejemplar para el mundo.

Muchos de los ciudadanos inconformes por el mal manejo del presidente, tratarán de corregir el rumbo en las elecciones de noviembre próximo, volteando hacia los demócratas como la única alternativa para salir de las guerras comerciales, el déficit y endeudamiento récord, la corrupción, la mentira y deshonestidad institucionalizada y el abuso de poder.

Con una participación masiva, los estadounidenses esperan que este país recupere su liderazgo global en la defensa y promoción de la democracia, justicia, igualdad, respeto a los derechos humanos, civiles o laborales y crecer con el trabajo de millones de inmigrantes.

Desgraciadamente Estados Unidos pasó a ser una nación aislada, confrontada con sus aliados tradicionales y socios comerciales, para alinearse con Rusia, que intervino en la elección del actual presidente y con otros enemigos tradicionales, debilitando la alianza del mundo libre, haciendo realidad lo que fue el sueño de los líderes de la desaparecida Unión Soviética.

Gregorio Meraz es un periodistas mexicano que ha cubierto durante más de 20 años las noticias en la capital de Estados Unidos.