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Muchos lo hacen por necesidad.

Hay lunes como este en que cuesta trabajo regresar a la rutina laboral, por más que nos encante nuestra ocupación, por más que tengamos la fuerza física suficiente para iniciar la semana.

Hacer eso a los 80 años de edad necesita o una enorme pasión por la labor cotidiana o bien una enorme necesidad para enfrentar las limitantes mismas del cuerpo y ponerse a trabajar.

Ya tendrá que llegar el momento en que se deba revisar aquello de que una persona de 65 años es de la tercera edad, como sinónimo de viejo. Pero a los 80 sí han cambiado las cosas para cualquiera.

Más allá del viejo que no puede dejar de abrir su negocio o asistir a la oficina porque siente que se muere si deja de trabajar, la realidad es que en México 25% de los mayores de 80 años se mantiene con algún tipo de actividad productiva por necesidad.

Esos hombres y mujeres iniciaron su vida laboral durante los tiempos del desarrollo estabilizador de la economía mexicana, cuando el despilfarro gubernamental les prometió un retiro temprano y holgado a cambio de mantener un sistema político corporativista.

Fueron los mismos que vieron cómo los gobiernos populistas de los 70 acabaron con el sueño mexicano de la mano de un gasto excesivo y una deuda abultada. Pagaron los excesos con desempleo, inflación y un encarecimiento de la vida para las familias que empezaban a formar.

También fueron partícipes y víctimas de algo que el país ha perdido durante muchas décadas, más allá de la riqueza y la estabilidad financiera. Tomaron parte en el deterioro del Estado de Derecho.

Se toleró la impunidad desde las calles hasta el poder, se enquistó y hoy sus manifestaciones se confunden con lo que es una vida legal.

Y eso no sólo hizo políticos ricos que viven muy bien a sus 50, 60, 70 u 80 años, sino que permitió el desarrollo de una economía informal paralela que pauperizó a muchos trabajadores.

A esos hombres y mujeres que hoy tienen 80 les cambiaron las reglas del juego. La previsión no era un valor y uno de cada cuatro hoy se mantiene activo en un trabajo al no tener lo suficiente para retirarse.

Este dato lo dio a conocer la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro junto con algunos otros hechos relevantes de lo que hoy ocurre.

Por ejemplo, que nueve de cada 10 trabajadores hoy desean contar con los recursos suficientes para tener un retiro digno, pero siete de cada 10 no tienen realmente una estrategia para ese retiro laboral.

Dentro de algunas décadas, cuando se analice a los mexicanos de 80 años y más que tienen que trabajar para comer, se dirá que pertenecen a la generación a la que le cambiaron el sistema de retiro.

El mecanismo de reparto de una bolsa general se agotó y se crearon cuentas individuales, primero con el SAR de 1992 y después con las afores en 1997. Sin embargo, el monto que se alcance con el ahorro obligatorio será insuficiente para una buena parte de los jubilados del futuro.

Sin un aumento en la obligación del ahorro y sin una conciencia colectiva de que hoy vivimos más y que es necesario ahorrar para el retiro, seguramente deberán ser más los mexicanos que tendrán que cumplir 50 o 60 años de vida laboral en el futuro.