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El martes 11 de noviembre del año pasado publiqué en este periódico mi acostumbrada columna bisemanal con el encabezado: “Unas preguntas para el procurador”. Tenía como propósito el rebatirle su tesis convertida en “verdad histórica” sobre los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

Empecé mi escrito comparando al señor procurador general de la República, por su aspecto físico y su voz microfónica, con el emblemático locutor de la XEW don Manuel Bernal, en su personaje del Tío Polito, narrador de cuentos.

Esta vez quiero también empezar mi colaboración comparando al desempleado don Jesús Murillo Karam con un personaje con el que físicamente le encuentro un gran parecido: se trata de un personaje de ficción, de dibujos animados, creado por el dibujante John Hubley: Mr. Magoo, un señor de baja estatura, calvo, despistado y con una exagerada miopía que lo hace confundir un plumero con el pavo, la lavadora con el horno, una alcantarilla con la entrada al metro, un poste con un policía y la ausencia de 43 seres humanos con una incineración colectiva en un basurero rural.

En la columna de noviembre, luego de hacer la comparación con el tío que contaba cuentos, me dediqué a cuestionar el que el funcionario nos acababa de contar tres días antes el titulado “La verdad histórica”, por el cual al terminar su narración se declaró cansado, y no era para menos. Inventar lo que sea es cansado, e inventar mentiras más. El señor dijo que miembros del grupo Guerreros Unidos declararon que incineraron a los 43 estudiantes. En una barranca de Cocula, donde hay un basurero, hicieron un círculo con piedras y acomodaron los 43 cuerpos como leña.

En el mismo orden del cuento, el Tío Polito —hoy convertido en Mr. Magoo porque ya no ve su nombre en ninguna nómina— narró que uno de los delincuentes trajo diésel o gasolina y se la echaron a los muertos —¿cómo los mataron?, no dijo— a los que también les pusieron leña y llantas. Con estos materiales ardieron durante 14 o 15 horas hasta quedar calcinados. Y colorín colorado.

Desde esta trinchera modesta pero resuelta, sostuve la idea de que la teoría del entonces procurador no resistía el menor análisis lógico, ya que está científicamente comprobado que para calcinar un cuerpo humano es necesaria una temperatura de 1,100 grados centígrados. Y a continuación le hice unas preguntas: ¿cuántos litros de combustible fueron necesarios para mantener esa temperatura durante ese tiempo? ¿En dónde quedaron los recipientes del combustible? ¿Cuántas llantas y, aproximadamente, cuántos kilos de leña emplearon para la magna pira? ¿De dónde sacaron la leña? ¿Nadie percibió la enorme fogata ni el olor a carne humana? ¿A los posibles estudiantes los quemaron con todo y relojes, celulares y otros objetos de valor? O ¿les confiscaron las pocas cosas de valor que pudieran traer? De ser así, ¿en dónde están éstas?

El GIEI

Las siglas significan Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, que fue creado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para brindar asistencia técnica internacional desde la perspectiva de los derechos humanos en la investigación de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa.

El grupo está formado por Alejandro Valencia, abogado colombiano; Ángela Buitrago, colombiana, doctora en Derecho; Claudia Paz y Paz, guatemalteca, abogada, primera mujer fiscal en su país; Francisco Cox, abogado chileno; Carlos Beristain, médico español y doctor en psicología. Ellos durante seis meses trabajaron de manera intensa profundizando las investigaciones realizadas por la PGJ y la PGR, utilizando las pruebas y declaraciones que ya constaban en el propio expediente y llevando a cabo sus propias pesquisas, contando con peritajes de expertos independientes de reconocida trayectoria internacional. El GIEI recién hizo público su informe, que puede contactarse en: http://prensagieiayotzi.wix.com/giei-ayotzinapa

Sobre la valoración técnica de la posible incineración de los normalistas, el GIEI pidió un peritaje independiente al doctor José Torero, una persona con reconocimiento mundial en investigaciones sobre incendios que participó en la investigación del colapso de las Torres Gemelas de Nueva York y que en la actualidad es profesor y jefe de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Queensland (Australia). En su detallado informe de 40 páginas que el GIEI anexó a su reporte, el experto expone que las condiciones de la barranca de Cocula no son propicias para incinerar personas, y menos tal cantidad. Concluye: Para lograr la cremación de 43 cuerpos se necesitan 30,100 kilos de madera, 13,330 neumáticos, 13,330 litros de diésel y un lapso de 60 horas. Además se produciría una llama de 7 metros con un penacho de humo de 300. En una fogata de tal proporción no podría acercarse nadie a menos de 15 metros. ¿Cómo fue que bajaron a echar más combustible?

No me quiero adornar haciendo alarde de lo que la simple lógica me dictó escribir en la colaboración precitada. Lo que no me explico es la ingenuidad del procurador al pensar que le íbamos a creer su cuento “Verdad Histórica” del Tío Polito.

Por cierto, el ex funcionario en estos momentos no tiene fuero, lo cual podría motivar un citatorio de alguna dependencia de justicia para que exponga su ilógica tesis. Aunque puede darse el caso que Mr. Magoo reciba el citatorio y crea que es una boleta del predial de alguna de sus propiedades que nunca declaró cuando fue funcionario.