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En el trimestre, se observó una contracción en las actividades primarias y secundarias; las terciarias no crecieron.

La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer la Estimación Oportuna de los datos del Producto Interno Bruto (PIB) para el segundo trimestre de este año, revelando una desaceleración considerable. La cifra de crecimiento sin ajustes fue de 2.5% con respecto al segundo trimestre del 2015.

Sin embargo, dicha cifra se vio beneficiada por el impacto de Semana Santa en el calendario, ya que el segundo trimestre de este año tuvo más días laborales que el segundo trimestre del 2015. Las cifras desestacionalizadas, que neutralizan este efecto calendario favorable, arrojan un crecimiento ajustado de apenas 1.4%, lo cual representa una desaceleración considerable con respecto al crecimiento anual de 2.8% que se observó en el primer trimestre de este año, comparado con el primer trimestre del 2015.

Asimismo, el crecimiento contra el trimestre inmediato anterior —es decir, el primer trimestre de este año— con cifras desestacionalizadas registró un decremento de 0.3%, lo cual representa el peor periodo desde el segundo trimestre del 2013 y apenas la segunda contracción trimestral desde el 2009. La cifra también compara de manera muy desfavorable contra los crecimientos desestacionalizados secuenciales de 0.8, 0.5, 0.8 y 0.6%, de los últimos cuatro trimestres.

Asimismo, al anualizar el -0.3%, al estilo de la publicación de las cifras del PIB en Estados Unidos, se obtendría una contracción anual aproximada de -1.2 por ciento. De confirmarse esta desaceleración en las cifras preliminares del PIB que serán publicadas el 22 de agosto, sería muy difícil que la economía mexicana alcance siquiera el rango bajo de crecimiento de 2.6-3.6% establecido por la Secretaría de Hacienda en los Criterios Generales de Política Económica para el 2016, publicados en septiembre del 2015.

Aunque es temprano para hablar de una posible recesión, estas cifras nos dicen que la economía mexicana no está creciendo al ritmo esperado y que se encuentra en peligro inminente de estancamiento.

Durante el trimestre, se observó una contracción tanto en las actividades primarias como en las actividades secundarias, mientras que las terciarias tuvieron un crecimiento nulo. Desafortunadamente, parece que los números finales nos confirmarán que la economía mexicana está creciendo con un solo motor: el consumo.

Durante los últimos trimestres, el consumo, la actividad manufacturera, los servicios y la construcción habían ayudado a contrarrestar la caída libre del sector minero a raíz de la fuerte contracción en el petrolero. Desafortunadamente, la actividad manufacturera se encuentra en desaceleración a raíz de una contracción en el sector manufacturero en Estados Unidos, que es el principal consumidor de bienes intermedios de manufactura mexicana.

Por otro lado, la construcción enfrentará trimestres complicados ante el fuerte apretón fiscal que ha obligado al gobierno a disminuir la inversión pública y la inversión en Pemex de manera considerable.

A menos de que la actividad manufacturera comience a revertir su tendencia negativa o el consumo muestre una recuperación aún más vigorosa, será muy difícil que el PIB tenga un comportamiento lo suficientemente saludable en la segunda mitad del año como para alcanzar el consenso de expectativas de los analistas del sector privado que de acuerdo con la encuesta Banamex se ubica en 2.3 por ciento.

Redacción