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El Banco de México dio a conocer que el crédito bancario al sector privado en México, en octubre de este año, tuvo un crecimiento real de 10.6% (13% nominal) contra el mismo mes del año pasado y un crecimiento acumulado en lo que va del año, hasta octubre, de 7.8%, contra el mismo periodo del 2014.

Durante los últimos tres meses, el crédito bancario al sector privado creció a una tasa promedio real de 10% (12.5% nominal), su ritmo más elevado para un trimestre desde antes de la crisis del 2009. Esto es sin duda una muy buena noticia, sobre todo considerando que la economía mexicana está creciendo a una tasa moderada.

A pesar de la aceleración en el crecimiento durante el tercer trimestre, el PIB creció a una tasa desestacionalizada y anualizada de 3%, aun por debajo de su potencial. Esto quiere decir que la bancarización —es decir, la penetración del crédito como porcentaje del PIB— de nuestro país se está acelerando.

Como hemos enfatizado en este espacio con anterioridad, una de las condiciones fundamentales para lograr un mayor crecimiento y menor vulnerabilidad de la economía mexicana es un mayor dinamismo del crédito bancario al sector privado. Si se usa de manera prudente, el crédito es una herramienta muy poderosa de crecimiento y, sobre todo, de movilidad social.

Debemos recordar que México es un país poco bancarizado en comparación con otras economías emergentes con características similares. El crédito bancario al sector privado en México, medido como porcentaje del PIB, se ubica alrededor de 16%, cifra que se encuentra aún muy por debajo de 38% registrado en 1994 y la de otros mercados emergentes como Brasil y Colombia, que ronda 35%, y ni hablar de Chile, donde es superior a 60 por ciento.

Aunque México aún se encuentra lejos de estos niveles, es importante destacar que la tendencia es positiva, ya que el crédito bancario al sector privado como porcentaje del PIB ha pasado de 13% en el 2010 a 16% en la actualidad.

De mantenerse o acelerarse la tasa de crecimiento actual de 10% real en el crédito y una tasa de crecimiento real del PIB cercana a 3% en los próximos 12 meses, el nivel de bancarización podría superar 17% para el 2016.

Sin embargo, todo indica que el ritmo de expansión del crédito podría seguir acelerándose, ya que el sistema financiero mexicano se encuentra bien capitalizado, cuenta con un marco regulatorio renovado y los bancos han desarrollado sistemas de administración de riesgos más robustos.

Los segmentos del crédito que han crecido a un mayor ritmo son el de nómina, la vivienda media y residencial, y a empresas y personas físicas con actividad empresarial. El incremento en estos segmentos coincide con el robusto crecimiento que hemos visto en el consumo privado y el empleo formal.

De primera impresión, parece que este nuevo boom de crédito es diferente que el último, ocurrido en el 2002-2007.

En ese entonces, el crédito bancario al sector privado como porcentaje del PIB pasó de 6 a 13 por ciento.

Sin embargo, dicho boom terminó abruptamente por la crisis financiera global del 2008 y por ciertos excesos y errores de parte de bancos y acreditados que resultaron en un sobreendeudamiento de un sector de la población —el principal problema se dio en el segmento de tarjetas de crédito, donde el crecimiento se dio principalmente a través de un incremento en el apalancamiento de los sujetos de crédito y no en una expansión del número de acreditados.

Aunque el acceso al crédito bancario sigue siendo claramente insuficiente y los bancos siguen dejando fuera del sistema a sujetos de crédito de bajo riesgo, la tendencia va en la dirección correcta.