Elecciones 2024
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Bernie Sanders ha quedado al frente en la contienda para obtener la candidatura demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Las asambleas de Nevada demostraron que puede trascender su base natural. El senador logró atraer más votos latinos que sus contrincantes y aunque fue superado por Biden entre los afroamericanos, obtuvo un nada despreciable segundo lugar con estos electores.

A primera vista, como se lee en muchos análisis, la candidatura de Sanders sería lo mejor que podría pasarle a Donald Trump. Pensar que puede ganar, dice James Carville (uno de los más agudos estrategas del lado demócrata), es una “tontería” y equivale a negar una realidad tan evidente como el cambio climático.

El socialismo enarbolado por Sanders, se dice, quizá funcione al interior del Partido Demócrata, pero espanta a buena parte del electorado moderado, máxime cuando la economía va bien y Trump goza de sus mejores niveles de aprobación.

Los datos duros disponibles no son, ni remotamente, tan contundentes como lo que esas interpretaciones hacen suponer. Para comenzar, no se puede pasar por alto que Sanders supera a Trump en todos los careos de las encuestas nacionales.

Ahora, es cierto que aun con una mayoría de votos populares se puede perder la elección, como le sucedió a Hillary Clinton, pues la clave final son los conteos de los colegios electorales. Por eso hay que ver cómo pintan las cosas en los estados, sobre todo en aquellos que le dieron la victoria a Trump.

En los promedios de encuestas de RealClearPolitics, Sanders aventaja a Trump en Michigan (5.3 puntos porcentuales) y en Pensilvania (3), y lo empata en Wisconsin; tres estados claves para la elección.

Por supuesto, todavía falta mucho y los estrategas del presidente Trump seguramente buscarían ubicar a Sanders como una amenaza al “American way of life”. Sin embargo, también es cierto que el nubarrón del coronavirus en el horizonte —recién llevado a nivel de posible pandemia por el director de la OMS— podría afectar la economía de Estados Unidos, en detrimento de Trump.

Lo que es un hecho es que después de Nevada, descartar a Sanders sería replicar el error que muchos cometimos al desestimar a Trump en 2016.