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Todo parece indicar que el pago de los adeudos se resolverá en Nafin, a través de un programa de apoyo llamado cadenas productivas.

La quiebra de proveedores de Pemex era un foco rojo prendido en el tablero de riesgos económicos del 2016. En total la petrolera tiene 9,500 proveedores registrados. El monto de las facturas por cobrar es cercano a 50,000 millones de pesos. ¿Se apagará el foco, luego del anuncio de Hacienda de que apoyará a la petrolera?

El diablo está en los detalles, pero es interesante destacar que hay un cambio de señal que viene desde el gobierno federal, el accionista mayoritario de la empresa. Las declaraciones del titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, y del subsecretario de Ingresos, Miguel Messmacher, constituyen el primer pronunciamiento del gobierno en torno a un tema que había subido de tono en los últimos tres meses. Los proveedores de Petróleos Mexicanos, que normalmente son muy disciplinados y discretos, empezaron a levantar la voz para hacer público su problema. Se armaron de valor por dos cosas: la situación es generalizada y la posibilidad de quiebra, una realidad.

La tensión entre Pemex y sus proveedores comenzó a sentirse con fuerza en el 2015 y alcanzó niveles muy preocupantes desde el último trimestre del año pasado. Es el reflejo de las dificultades que enfrenta la mayor empresa de México. La caída del precio del petróleo afectó sensiblemente los ingresos de Pemex y produjo una crisis de liquidez. Para hacerle frente, la petrolera tomó diversas medidas, entre ellas “apretar a sus proveedores”. Amplió el periodo de pago de facturas, desde los 30 y 60 días hasta 120 o 180 días. En los casos que pudo, renegoció las condiciones de compra a la baja: precio, volumen o ambas.

La asfixia por falta de pagos no es el problema de un puñado de empresas, sino un asunto sistémico. La cifra de 50,000 millones de pesos es el cálculo que hace Erik Legorreta, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria del Petróleo. No ha sido validada por Pemex, pero podría ser mayor. Equivale a una cuarta parte del presupuesto anual de Pemex Exploración y Producción.

Decir no a la propuesta de Pemex resulta una opción casi imposible para quien le vende. La mayor empresa de México es un monopsonio. Pemex es el único cliente para muchas empresas de bienes y servicios. De los 9,500 proveedores, cuando menos un tercio sólo trabaja exclusivamente para la petrolera y el resto la tiene como cliente principal.

El anuncio de Hacienda del miércoles fue tomado con optimismo cauteloso por los proveedores. Todo parece indicar que el pago de los adeudos se resolverá en Nafin, a través de un programa de apoyo llamado cadenas productivas. Es una especie de factoraje, con un costo de TIIE más 1.25 por ciento. El optimismo se relaciona con la intervención de Hacienda. La cautela tiene que ver con que desde principios de diciembre se ha hablado de la solución vía Nafin, el banco que dirige 
Jaques Rogozinski. Hay detalles por resolver, dicen los proveedores. La situación de algunos de ellos es desesperada y no tienen tiempo que perder. Desde el punto de vista de las autoridades, el problema para resolver con el máximo de rapidez y amplitud las solicitudes es que no pueden hacer fast track en la revisión de documentos. El expediente Oceanografía dejó huella. Hay razones para poner la lupa al ecosistema de proveedores de Pemex, ¿podrá este banco de desarrollo actuar con la rapidez y la amplitud requeridas?

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