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Van 125 mil asesinatos, uniformes militares caen en manos del narco; 20 contenedores con oro y plata son robados del principal puerto nacional, sin disparos ni detenidos. Pero nuestros militares se equipan, alimentan, transportan y visten como de la OTAN.

Los militares reciben del Presupuesto de Egresos de la Federación mil 484 millones 654 mil pesos para comprar, guardar y distribuir sus alimentos, combustibles, lubricantes, uniformes y equipo. ¿Esa cantidad de dinero es poca o es mucha? Veamos:

Durante el gobierno anterior, eran 382 millones 552 mil pesos. Pero, con el actual, creció 288 por ciento la cantidad de dinero de los mexicanos que pagan impuestos, que va a parar a alimentos, combustibles, lubricantes, uniformes y equipo de los soldados.

Con las fuerzas armadas convertidas en la niña de los ojos del actual gobierno, sólo la Guardia Nacional recibió este año 50 mil millones de pesos más. Y el Ejército tenía 81 mil millones de pesos de presupuesto anual, pero ahora tiene 112.5 mil millones.

Está muy bien que quienes preservan la seguridad nacional coman y se transporten de manera adecuada, que tengan equipos de excelente nivel. Sin embargo, lo que ocurre es que a la seguridad nacional es a lo menos que parecen dedicarse.

Porque los militares se encargan de recoger sargazo en las playas, la construcción de aeropuertos, de bancos y cruceros turísticos; de controlar las aduanas y la marina mercante. Vamos, hasta se dedican a comprar cajeros automáticos en China.

El gobierno puso a los militares a construir dos mil 700 sucursales del Banco del Bienestar, que es el banco que reparte el dinero con el que el gobierno busca retener el voto de quienes lo reciben en mano, a través de programas sociales.

Incluso, cuando el Ejército todavía no acababa de construir las sucursales, ya le había adjudicado a la empresa china “GRG Hong Kong”, un jugoso contrato por 854 millones de pesos para comprarle dos mil 700 cajeros.

Todo eso, mientras los militares quedan a deber en las tareas para las que los mexicanos les pagan. Apenas el cinco de junio fue asaltado el puerto de Manzanillo, y los delincuentes se llevaron una veintena de contenedores oro, plata y aparatos electrónicos.

El comando armado dedicó, con toda calma, ocho horas al robo: usaron grúas, montacargas y camiones para sacar los cargamentos de metales precisos, joyas, televisores y todo tipo de equipos electrodomésticos.

Antes, durante la enésima visita del presidente al pueblo del tristemente famoso narcotraficante preso Chapo Guzmán, hombres armados detuvieron a un convoy de periodistas que cubrían la gira presidencial.

Todo eso ocurre en el momento en que los militares reciben las mayores cantidades de dinero de nuestros impuestos.

Sin embargo, no lo desquitan.