México está entre los más dañados por la llamada “Ola socialista en América Latina”, que provoca la fuga de capitales más grande la historia
México está entre los más dañados por la llamada “Ola socialista en América Latina”, que provoca la fuga de capitales más grande la historia: de aquí se fueron, sólo de enero a abril, 46 mil 946 millones de pesos de inversionistas extranjeros.
Pero es solamente dinero que los empresarios tenían invertido en lo que los economistas llaman “instrumentos del gobierno”: lana que el gobierno toma para meterla a sus principales proyectos y, a cambio, paga un interés determinado sobre el dinero.
Quiere decir que se han marchado más de una cuarta parte de los capitales extranjeros invertidos en México. Así que por ahora sólo salvan a la economía nacional las exportaciones, las remesas y la inversión extranjera directa.
Lo cierto es que desde la llegada del actual gobierno no para la sangría de capitales extranjeros en el país, debido al giro de la política económica a posiciones de extrema izquierda, basada en limitar los negocios privados y regalar el del gobierno a cambio de votos.
Pero el tiro esta cantado desde 2020, cuando los inversionistas extranjeros sacaron del país 257 mil 238 millones de pesos, según cifras del Banco de México. Fue un golpe demoledor, del cual ya no se recuperó más la economía mexicana.
Porque fue la mayor salida de capitales desde que hay registro de ese dato, seguida muy de lejos por los 83 mil 507 millones de pesos que salieron en diciembre de 1994, por falta de reservas internacionales: crisis famosa en el mundo como el Efecto Tequila.
Sin embargo, que nadie se extravíe en sacar las cuentas: todo esto es resultado de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, considerada por Financial Times, con un acierto demoledor, como “la peor estupidez de un presidente en la historia económica”.
El NAIM estaba construido en un 30 por ciento y tenía invertidos 100 mil millones de pesos de empresas en su inmensa mayoría mexicanas y (tampoco debemos olvidarlo), y que su cancelación, será pagada con nuestros impuestos durante 26 años.
Así es: aquella “estupidez”, como la denominó Financial Times, provocó pérdidas estimadas en el PIB 1.04 billones de pesos, tan solo en los trimestres comprendidos entre la cancelación y el último trimestre antes de la pandemia.
Ningún país se repone de eso. En la investigación “Costos económicos y distributivos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco”, Guillermo Woo, explica: “Los efectos adversos del abuso del poder público por parte de un político populista”.
Todo viene de aquella “estupidez”. Hasta La Jornada está alarmado. Esta semana publicó que “hay una fuga de 32 mil 16 millones de pesos”. Un montón de dinero que es como el jonrón en el béisbol:
Se va, se va, y se fue.