La estrategia es simple y audaz: no importa si lo que se dice corresponde con los hechos o no; hay que seguir repitiéndolo y, tarde o temprano, la gente empezará a creerlo. En la actualidad, se puede llamar también la técnica de yo tengo otros datos
En un momento singular de las comunicaciones, cuando los escritores de cine van a huelga porque la Inteligencia Artificial les quita el trabajo; el presidente de México gobierna con una técnica de comunicación que pronto cumple un siglo.
El presidente gobierna con base en la idea de la gran mentira, que da por hecho que al público no le importa conocer la verdad, y sólo quiere escuchar algo simple que parezca resolver sus problemas, lo cual debe repetirse una y otra vez, una y otra vez.
Es de primaria en la comunicación que esa técnica la creó Paul Joseph Goebbels (Rheydt, 29 de octubre de 1897-Berlín, 1 de mayo de 1945), quien fue ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, de 1933 a 1945.
La estrategia es simple y audaz: no importa si lo que se dice corresponde con los hechos o no; hay que seguir repitiéndolo y, tarde o temprano, la gente empezará a creerlo. En la actualidad, se puede llamar también la técnica de yo tengo otros datos.
Un gran triunfo del tradicionalismo que defiende el presidente en todas las tareas para gobernar y entender, controlar la mayoría de las facetas del saber humano en el país. Por eso afirma, en público, que desprecia a quienes tienen de licenciatura para arriba.
Con una técnica de 100 años, dice que sufre un “golpe mediático”, aunque salvo excepciones, controla portadas, teasers y línea editorial en la mayoría de medios tradicionales, en los cuales, cuando hay crítica es de ciertos conductores, comentaristas y columnistas.
Y controla con puño de hierro sus conferencias, pues 53 por ciento de las preguntas provienen de la primera fila, donde sienta a sus preguntadores, que son seleccionados previamente, de acuerdo con el riguroso conteo del doctor Luis Estrada.
La Casa Gris exhibió esto de manera irrefutable: aun pagando fortunas en publicidad, Peña no pudo evitar que los medios publicaran la Casa Blanca. Pero este presidente, sin pagar un centavo de publicidad (salvo a La Jornada) evita que la inmensa mayoría de los medios publiquen sobre la Casa Gris.
Por tanto, el tema de la Casa Gris no existe para la inmensa mayoría de los votantes, y se quede apenas en la minoría más enterada, que se mueve básicamente en Twitter. Casi ninguna información sensible contra la 4T aparece en medios tradicionales.
Claro, no todo es con la técnica de los años 30 del siglo pasado: también es con mano férrea para controlar la información. Pero lo primero es la idea de la gran mentira: dice más de 100 mentiras diarias, según SPIN, que las cuenta desde diciembre de 2018.
Diremos lo que diremos. Pero es el mejor en lo suyo.
La verdad.