Sí: Francisco Garduño, director nacional de Migración, anda feliz de la vida en el cargo, a pesar de estar imputado judicialmente por el incendio en un centro de migrantes en Ciudad Juárez, el 27 de marzo, cuando se quemaron vivos 40 migrantes
Casi todo México parece imagen de Guerra Mundial Z: oleadas de miles de personas espantadas y desesperadas, que se arremolinan sobre los trenes para dirigirse a la frontera de EU. Ya murieron quemados 40. Pero el responsable moral, sigue libre.
Sí: Francisco Garduño, comisionado nacional de Migración, anda feliz de la vida en el cargo, a pesar de estar imputado judicialmente por el incendio en un centro de migrantes en Ciudad Juárez, el 27 de marzo, cuando se quemaron vivos 40 migrantes.
Pero la imputación judicial contra Garduño es otra farsa de este gobierno: no pagará la atrocidad de subordinados que se negaron a abrir los candados de las celdas y dejaron quemarse a personas que, para empezar, era ilegal que estuvieran en celdas.
No pagará, porque el primero que salió en defensa de Garduño fue el presidente: “Yo considero que Francisco Garduño ha tenido un buen desempeño como comisionado del Instituto Nacional de Migración”. Curó en salud al responsable moral de un crimen.
El MP acusa a Francisco Garduño de incumplir su atribución para desempeñar protocolos de actuación contra incendios y hacinamientos; y que sabía que la cárcel migratoria de Ciudad Juárez no tenía condiciones para operar.
Pero el mismo presidente que defiende a Garduño, dirige de facto la Fiscalía que imputa a Garduño: esto es un teatro de saltimbanquis, el mismo teatro que montó con el Caso Iguala, para decir lo mismo que dijo el gobierno anterior.
Por eso, el juez Víctor Manlio Hernández Calderón negó la petición de la Fiscalía a separar a Garduño del cargo. También se negó a ponerle vigilancia policial para que no escape y prohibirle que salga del país. Porque donde manda presidente no manda juez.
Sin embargo, Garduño sí tiene responsabilidad, pues eran laxos sus controles de evaluación y de confianza del personal en las estaciones migratorias; no evaluaba a aspirantes a ocupar plazas, ni comprobaba perfiles de personalidad, éticos y socioeconómicos.
Entonces se entiende que ocurriera la desgracia de la estación de Ciudad Juárez, donde, la verdad, es que sus subordinados dejaron quemarse vivos a 40 migrantes, encerrados bajo llave, en condiciones peores que en campos de concentración.
Quizá algunos no entiendan por qué el presidente protege, con sus declaraciones públicas, a un imputado judicial por un crimen, como lo es Garduño. Sion embargo, así actúa este presidente, cuando se trata de sus amigos, hagan lo que hagan.
Ahí esta libre, y ganando del erario, Ignacio Ovalle, bajo cuya dirección se robaron 20 mil millones de pesos en Segalmex y, fue promovido a un alto cargo en Gobernación. “Ignacio es una buena gente”, dice el presidente. Punto, absuelto el amigo.
Eso es la tristemente célebre 4T: una farsa.