En eso, es uno de los peores ejemplos en el planeta, Nicolás Maduro, el sátrapa a quien abraza mañana el presidente de México en la cumbre migratoria de Chiapas
Es imposible que esto se convierta en Cuba. Sí, es un dictador, pero aquí hay leyes. Nuestras instituciones pueden soportar una presidencia populista y autoritaria. Esta democracia, esta libertad que vivimos son muy fuertes. No hay forma.
Juan Carlos Requesens era diputado opositor en Venezuela cuando explicó lo anterior a la prensa en México, durante un viaje que hizo aquí, en coincidencia campaña presidencial que ganó el actual presidente. Al llegar allá lo metieron preso.
Requesens fue liberado antier por el dictador Nicolás Maduro, junto con otros presos políticos, a quienes soltó a cambio de que Estados Unidos le quite algunas sanciones que le impuso por secuestrar el instituto electoral.
En aquella visita, Requesens revisó la campaña que dio en 1998 al triunfo a Chávez, gracias a su promesa de acabar con la corrupción. La creencia general era que resultaba imposible que Chávez impusiera un sistema estilo Cuba.
Venir a advertir qué es el castrochavismo, le costó a Requesens ser acusado falsamente de participar en un supuesto atentado contra Maduro. En la cárcel sufrió torturas y todo tipo de abusos.
Lo único que se supo de Requesens desde su apresamiento, el 10 de agosto de 2018, fue la publicación de dos videos por parte de la dictadura: en uno, hace una presunta confesión; en el otro, aparece con ropa interior y lleno de excrementos.
¿Por qué creían imposible los venezolano que Chávez no podía instaurar la dictadura que le heredó después, por inspiración divina, a Maduro, quien ni siquiera se sonroja por competir sin contrincantes en las elecciones?
Requesens lo explicó aquí en 2018:
“Decíamos, no hay forma. Pero sí hubo forma. La Venezuela que votó por Chávez para acabar con la corrupción, es hoy como Cuba, pero más pobre, aunque posee las reservas de petróleo más grandes del mundo. Y, es más corrupta, que antes de Chávez”
Y Requesens, otrora un luchador incansable contra la dictadura, es ya un hombre depauperado física y mentalmente después de cinco años preso en ropa interior y lleno de excrementos, que sólo tiene de tres sopas: el silencio, el exilio o la cárcel otra vez.
Porque los regímenes que prohíben las diferencias no pueden mantener el poder sin encarcelar, expulsar, o silenciar a sus críticos, sin anular lo que odian: personas, instituciones, nombres, símbolos, hasta una palma.
En eso, es uno de los peores ejemplos en el planeta, Nicolás Maduro, el sátrapa a quien abraza mañana el presidente de México en la cumbre migratoria de Chiapas.
Sí: viene a una cumbre migratoria, un dictador cuyas políticas han obligado a ocho millones de sus gobernados a irse del país por hambre.
Ya ni siquiera se van en busca de libertad: se van para comer arepas.