Ya entonces, Alito había parafraseado la narrativa presidencial para censurar a los liderazgos partidistas que se oponían a su permanencia en la directiva partidista. “Cínicos y corruptos”, acusó. Pero agregó un epíteto imperdonable: “asesinos”
Amagaron con renunciar, si Alejandro Moreno Cárdenas era ratificado como dirigente nacional del PRI. Algunos, ya jubilados. Otros, antagónicos al relevo generacional encarnado por el exgobernador de Campeche. La ruta en la que ha decidido avanzar Manlio Fabio Beltrones, es inédita… pero baldía.
El fallo judicial contra las impugnaciones promovidas por distintos militantes distinguidos —entre ellos Dulce María Sauri, Enrique Ochoa Reza y Aurelio Nuño— a la modificación del Estatuto partidista dejó firme esa reforma y también, la elección del senador campechano y Carolina Viggiano como presidente y secretaria general del CEN, respectivamente. Hace cinco semanas, antes de la inauguración de la LXVI Legislatura federal, Beltrones Rivera fue separado del grupo parlamentario en el Senado de la República.
Ya entonces, Alito había parafraseado la narrativa presidencial para censurar a los liderazgos partidistas que se oponían a su permanencia en la directiva partidista. “Cínicos y corruptos”, acusó. Pero agregó un epíteto imperdonable: “asesinos”.
Eran alusiones personalísimas. Al caso Colosio, sin duda, pero también al Pemexgate, a la Operación Zafiro, a las investigaciones sobre las cuentas en el paraíso fiscal de Andorra… “Es lo más negro y siniestro de la política mexicana”, sentenció.
Al margen de las diatribas, la Comisión de Justicia Partidaria, que preside Ricardo Pedro Chávez Pérez, actualmente analiza los expedientes de aquellos que impugnaron la reforma estatutaria, incluidos Beltrones y Sauri. Las solicitudes de expulsión contra Ochoa Reza y Aurelio Nuño no proceden, pues no hay constancia de su inscripción en el padrón de militantes, que coordina José Luis Villalobos.
“Decidieron irse, antes de que los corrieran. Quisieron evitar una vergüenza mayor”, confirmaron fuentes de la dirigencia priista, “pero su caso no prescribe. Será sancionado”.
Aquellos que impugnaron a Alito serán borrados del futuro del PRI, sin importan cuál sea este. Ya hubo un precedente: el caso del exgobernador del Estado de México, Alfredo Del Mazo, expulsado hace tres meses.
La última oleada de deserciones en el PRI coincidió lamentablemente con la noticia de los asesinatos del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán y su secretario del ayuntamiento, Francisco Tapia. “Dada la situación de ingobernabilidad en Guerrero, estaremos pidiendo a la FGR atraiga las investigaciones”, anunció Moreno Cárdenas, quien en la víspera había manifestado públicamente su disposición a construir acuerdos con la mayoría oficialista.
Una moción condicionada a las “rectificaciones necesarias ante un modelo presidencial agotado”. Pero la jefa del Ejecutivo ni siquiera extendió sus condolencias por los ediles asesinados.
Efectos secundarios
APUNTES. Ayer 07 de octubre, en este espacio se consignó el incidente protagonizado por el ministro de Estado de Qatar, quien la semana pasada atestiguó el cambio de poderes y acudió a Palacio Nacional para saludar a la presidenta Claudia Sheinbaum para luego trasladarse por sus propios medios al AIFA, con lo que rompió todos los esquemas de control, de protocolo y de seguridad. El C5 de la Ciudad de México, que ahora dirige Salvador Guerrero Chiprés, no pudo localizar al diplomático y fue hasta que agentes del grupo táctico de la policía mexiquense que ubicaron al taxi y pudieron monitorear su traslado. Del incidente no supo el alto mando castrense, que entonces ya atendía una contingencia mayor: el incidente que averió al avión E139 de la Fuerza Aérea Brasileña con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva a bordo.