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La cifra fue impulsada principalmente por un incremento en las exportaciones y un fuerte efecto de acumulación de inventarios

El viernes de la semana pasada se publicaron las cifras preliminares de crecimiento del PIB en Estados Unidos (EU) para el tercer trimestre del año, revelando un crecimiento ajustado por estacionalidad de 2.9% con respecto al trimestre inmediato anterior.

La cifra superó las expectativas del mercado (el consenso pronosticaba un crecimiento de 2.6%) y además de ubicarse por arriba de las expansiones observadas en los primeros dos trimestres del año (0.8% en el primer trimestre y 1.4% en el segundo), representó el crecimiento más alto en prácticamente dos años. Sin embargo, es importante detallar los factores que impulsaron el crecimiento, para poder entender si la economía americana está realmente dejando atrás la desaceleración de la primera mitad del año.

En el caso de la cifra, que todavía está sujeta a revisión, fue impulsada principalmente por un incremento muy importante en las exportaciones y un fuerte efecto de acumulación de inventarios. En conjunto, estos dos rubros explicaron casi dos terceras partes del crecimiento.

El resto es atribuible a la evolución del consumo personal, el cual, sin embargo, se desaceleró de manera importante con respecto a su desempeño en el segundo trimestre del año.

En términos concretos el consumo personal creció 2.1% en el tercer trimestre después de haber crecido 4.3% en el segundo y 1.6% en el tercero. La desaceleración en el consumo está directamente ligada con una fuerte caída en el ritmo de crecimiento del consumo de bienes, que cayó de 7.1 a 2.2 por ciento. A pesar de la desaceleración en el consumo, el ritmo sigue siendo relativamente saludable.

El punto débil del reporte aún es la inversión privada, ya que la inversión residencial se contrajo 6.2% después de haberse contraído 7.8% en el segundo trimestre. Asimismo, la inversión no residencial creció apenas 1.2% después de crecer 1.0% en el segundo trimestre y contraerse 3.4% en el primer trimestre.

A pesar de la desaceleración en el consumo y la debilidad de la inversión privada, el ritmo de crecimiento de la economía para el cuarto trimestre podría ser cercano a 2.5 por ciento. Para que esto suceda, el consumo debe de mantener su ritmo de crecimiento a un nivel entre 2.0 y 2.5 por ciento.

Por otro lado, las exportaciones podrían mantener un desempeño positivo ya que el impacto negativo que había tenido la fortaleza del dólar ha comenzado a disiparse. Como hemos comentado en este espacio, a partir de febrero de este año el dólar se ha depreciado aproximadamente 3% con respecto al Broad Trade Weighted US Dollar Index, el cual es un índice que incluye las monedas de sus principales socios comerciales. Otro factor que ha dejado de ser un lastre para la economía americana es el gasto gubernamental.

Aunque el ritmo de crecimiento del gasto fue de apenas 0.5% durante el trimestre, esto se compara favorablemente con un crecimiento prácticamente nulo durante la primera mitad del año. Hacia adelante es muy probable que la nueva administración en Estados Unidos, sea quien sea, logre los consensos suficientes para implementar un plan de estímulos fiscales.

Aunque el plan podría ser modesto, sería el primer esfuerzo de este tipo desde los primeros dos años de la primera administración de Obama. Aunque el crecimiento sigue siendo modesto y relativamente disparejo, el escenario de desaceleración parece estar quedando atrás.

A menos de que ocurra alguna sorpresa importante con las elecciones, la probabilidad de que la Fed suba la tasa de referencia en diciembre se ha fortalecido.