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El banco compró dólares en 13.40 pesos y de repente los coloca por arriba de 15.

Claro que el Banco de México no lo hace por negocio, pero unos pesitos derivados de la compra venta de divisas siempre caerán muy bien en las cuentas de cualquiera.

Imagínese que el banco central mexicano estuvo comprando dólares para su reserva durante todo el año pasado a un precio de no más de 13.40 pesos y repentinamente tiene que salir al mercado a colocar dólares en la primera línea de la defensa nacional de nuestra moneda por arriba de los 15 pesos.

El objetivo del Banxico es levantar dólares cuando los hay, sobre todo cuando Pemex le puede vender esa divisa derivado de sus operaciones comerciales internacionales, y colocar la moneda cuando hace falta darle liquidez al mercado cambiario.

Habría que ver cómo le ha ido en eso de acumular oro a precios caros y verlo bajar de precio en ese mercado caprichoso y paranoico del metal amarillo, pero al menos con los dólares hay un guardadito.

No es una utilidad como quisieran tener los bancos privados que se dedican a eso del dinero por negocio; en este caso es resultado de sus operaciones de ángel de la guarda de la política monetaria.

Por lo tanto, hay que tomar ese remanente e ir a depositarlo a la Tesorería de la Federación.

No fueron los resultados extraordinarios de otros años, quizá porque la depreciación acelerada del peso frente al dólar llegó hasta el último trimestre, quizá porque también en el paquete compró algunos euros y ésos bajaron. Como sea, 31,400 millones de pesos no son despreciables.

Ya en alguna época de las vacas gordas petroleras el Banco de México se engulló más de 100,000 millones de pesos en remanentes para provisionar sus reservas. Pero eso fue por allá del 2011, cuando el presupuesto rebosaba de dólares del petróleo caro; entonces nadie se opuso.

Ahora la cosa es diferente, falta dinero y esos recursos pueden resultar muy apetitosos para cualquier entidad pública que quisiera completar el chivo.

Afortunadamente la decisión es que, en época de vacas flacas, esos 31,400 millones de pesos se guardan y se etiquetan para crear infraestructura ante la expectativa de vacas todavía más flacas.

Porque esos remanentes se pusieron a nombre del gobierno federal en una cuenta en el mismísimo Banco de México para que puedan las autoridades fiscales pasar a la ventanilla hasta el 2016 a recuperar dichos recursos.

Esta decisión conjunta del Banxico y Hacienda permite tener un primer guardadito para lo que viene el próximo año, en el que no habrá manera de cubrir los ingresos petroleros y que la producción y los precios del crudo habrán de mantenerse por debajo de lo que desearían ver en el gobierno federal.

Con este dato, el banco central mexicano estrena el certificado que le otorgó el Instituto de Auditores Internos, que le puso una estrellita en la frente a Banxico por sus procedimientos de auditoría interna.

La mejor noticia habría sido que el Banco de México salió tablas en el resultado de su ejercicio del año pasado y que a cambio tuviéramos un peso menos castigado, pero ante la realidad del súper dólar, hay al menos una bolsa adicional para hacer frente al annus horribilis que viene para las finanzas públicas.