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La buena es que Estados Unidos crecerá mucho más en 2021. La mala es que ese crecimiento traerá inflación y el riesgo de un incremento de las tasas de interés. Esto alegra y preocupa porque lo que pase al norte del Río Bravo no se queda en Las Vegas, sino que se transmite al mundo: el crecimiento, la inflación y el aumento del costo del dinero.

Las ventajas de lo bueno son abrumadoramente mayores a las desventajas de lo malo, pero no podemos menospreciar lo que implican para el mundo los riesgos de la reflación y el alza de las tasas de interés. Esto último es especialmente delicado para los países emergentes que tienen una deuda externa abultada. Si las tasas de interés suben, aunque sea poco, se dispara el costo del servicio de su deuda. Eso pasó en la década de los ochenta, la famosa década perdida.

Las expectativas de mayor inflación se reflejan en el alza de las tasas de largo plazo. Por eso los mercados han estado tan bipolares en las últimas semanas. Los precios de las acciones, las materias primas y las monedas de los países emergentes están montados en una montaña rusa. Todo esto se da, no olvidar, en un escenario que augura más crecimiento, menos desempleo y una recuperación del consumo.

Estados Unidos está proyectado para crecer 6.5% en el 2021, dicen los últimos pronósticos. Hace apenas dos meses la estimación estaba en promedio en 4.2 por ciento. Si se materializa esta proyección de 6.5%, sería el mayor crecimiento anual para esta economía desde 1984, el año en que se filmó la película Volver al Futuro. La referencia sirve para darnos cuenta todo el tiempo que ha pasado desde entonces.

El ajuste al pronóstico se explica por el programa de estímulos económicos recientemente aprobado en el Capitolio. Son 1.9 billones de dólares, equivalentes al 9% del Producto Interno Bruto. Ese mismo programa justifica el nerviosismo por el rebrote de la inflación. La administración Biden está lista para inyectar 1’900,000,000,000 dólares adicionales a una economía que estaba en camino de recuperación y en ritmo para crecer 4.2 por ciento. Hay un riesgo de sobrecalentamiento de la economía, advierten los expertos.

El hecho es que el Gran Gobierno está de regreso en Estados Unidos. Joe Biden ha puesto en marcha el mayor programa de gasto público desde el New Deal de Roosevelt, hace casi 90 años.

Lo hace para cumplir sus promesas de campaña, pero también porque no quiere correr riesgos de que la economía se enfríe. Con un brazo está impulsando una vacunación que lleva 116 millones de dosis aplicadas. Con el otro brazo, inyecta toneladas de dinero a la economía: son obras de infraestructura; programas sociales y entregas de cheques a millones de personas. ¿Cómo lo emplearán? Comprar productos básicos y pagar la renta aparece como la prioridad de 62% de las personas, según una encuesta de Harris, citada por FX Street. Una parte del dinero servirá para mantener vivas las burbujas especulativas. Alrededor de 13% piensa invertir un tercio del dinero que reciba en mercados. Las criptomonedas, como Bitcoin y Ethereum aparecen como opciones para ellos, dice la encuesta de Harris.

México se verá beneficiado del mayor crecimiento en Estados Unidos. Esto queda reflejado en la revisión al alza de los pronósticos del PIB para nuestro país. Será mayor al 4%, si el programa de vacunación mejora su desempeño. Llevamos 4.7 millones de vacunas aplicadas y apenas 0.7% de la población ha recibido las dosis completas.

El optimismo predomina y casi todos coinciden en que habrá mayor crecimiento, pero nadie duda de que habrá más inflación. Esto se nota en el precio de la gasolina y el gas, que han subido más de 35% desde mayo pasado. ¿Cuánto creceremos, cuánto subirá la inflación? El 2021 es un año de recuperación, reflación y muchas preguntas en el aire.