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Ayer se dio a conocer que el Premio Nobel de Economía 2016 ha sido otorgado a Oliver Hart y Bengt Holmström, por sus contribuciones al desarrollo del marco teórico para el análisis de contratos y la optimización de su funcionamiento con base en la alineación adecuada de incentivos.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia, la palabra contrato —que viene del latín contractus— significa pacto o convenio, oral o escrito, entre partes que se obligan sobre materia o cosa determinada, y a cuyo cumplimiento pueden ser compelidas.

Los contratos son una parte esencial del funcionamiento de cualquier sistema económico y social, ya que son los instrumentos que establecen las reglas de interacción bajo las cuales se rigen las relaciones entre los diferentes participantes en un mercado. Los contratos están presentes en prácticamente todos los aspectos de las relaciones interhumanas, desde transacciones económicas cotidianas hasta interacciones en el ámbito social.

El trabajo de Oliver Hart, economista británico de 68 años, catedrático de Harvard y graduado del University College of London y Cambridge y con doctorado de Princeton, se destaca por el desarrollo de un marco teórico para el estudio de los contratos incompletos. Aunque todo contrato busca establecer las reglas del juego para resolver conflictos potenciales entre partes, en la práctica resulta imposible que un contrato pueda prever todos los escenarios posibles y pretenda resolver conflictos inimaginables al momento de elaborar el contrato.

Así, el trabajo de Hart se centra en reconocer que los contratos son efectivamente incompletos y que su diseño no debe intentar prever cada escenario imaginable sino establecer las reglas de comportamiento y asignar claramente los derechos de toma de decisiones de las partes involucradas. Por ejemplo, en el caso de una simple sociedad entre dos socios, cuyas participaciones se dan en partes iguales, es importante definir desde el inicio quién es responsable de determinadas decisiones y cuándo es necesario que la decisión se tome de manera conjunta. Para Hart, la premisa básica es que la definición de estas reglas debe siempre contemplar y fomentar una alineación correcta de incentivos entre las partes.

Por otro lado, los estudios de Bengt Holmström, economista finlandés de 67 años con doctorado de Stanford y catedrático desde 1994 en el MIT, se han enfocado en el diseño de contratos en el ámbito laboral con énfasis específico en mecanismos de compensación.

Al igual que Hart, el trabajo de Holmström pone especial importancia en identificar y alinear los incentivos de los agentes para evitar conflictos de interés que generan incentivos perversos. Sus estudios abordan temas como la dificultad para medir el desempeño de un trabajador de manera amplia y la creciente práctica de alinear una parte más grande de la compensación a dicho desempeño laboral.

Asimismo, sus estudios han identificado cómo este tipo de esquemas de compensación variable pueden generar conflictos en las organizaciones cuando las áreas de medición seleccionadas no incorporan de manera adecuada un beneficio global para la empresa. Por ejemplo, si la compensación de un trabajador está estrictamente ligada al desempeño de su área, es probable que anteponga los intereses de dicha área a los de la empresa.

Las contribuciones de Hart y Holmström son especialmente relevantes en un mundo donde los contratos se han vuelto parte del tejido esencial que regula las interacciones humanas que a su vez se han vuelto cada vez más complejas y sofisticadas.

En otro tema, se actualizó el cálculo del valor justo del peso mexicano frente al dólar tomando en cuenta la disminución en la probabilidad de triunfo de Donald Trump de 25 a 18%, de acuerdo con el portal fivethirtyeight.com, (18 x 82%) + (23 x 18%) = 18.90.