Elecciones 2024
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Por el momento, los mercados han decidido otorgarle el beneficio de la duda a Trump

Con el altamente inesperado triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos (EU) se abre un nuevo capítulo de incertidumbre económica que podría tener repercusiones muy importantes para la economía de EU y sus principales socios comerciales.

Trump llegará a la Casa Blanca con el voto de millones de americanos que han quedado rezagados económicamente y que han manifestado su repudio al establishment, al que responsabilizan de crear un nivel de desigualdad económica nunca antes visto en EU. Aunque Hillary Clinton probablemente gane el voto popular por un margen de entre 1 y 2 puntos porcentuales, su debacle en estados típicamente manufactureros como Michigan, Wisconsin, Pennsylvania (que tradicionalmente habían sido bastiones demócratas), Ohio, Indiana y Iowa, son una señal inequívoca de que los votantes de clase trabajadora blanca vieron en Trump y su retórica nacionalista-populista un cambio de aire que pudiera ayudarlos a revertir un deterioro en su nivel de vida.

Aunque Clinton logró una ventaja muy importante entre los votantes blancos de clase alta y mayor escolaridad y las minorías latinas, su campaña no logró el éxito necesario entre negros y jóvenes como la de Barack Obama en el 2008 y el 2012.

Al sorpresivo triunfo del candidato republicano se suma el hecho de que el mismo partido del presidente tendrá el control de ambas cámaras en el congreso por apenas segunda vez en 75 años. Por el momento, los mercados han decidido confiar en las instituciones estadounidenses y otorgarle el beneficio de la duda a Trump como un presidente más pragmático y menos radical que el candidato.

El día de hoy, muchos especialistas consideraron como algo positivo el que por primera vez en años pudiera no haber una parálisis legislativa y que el nuevo gobierno tendrá vía libre para implementar un plan de estímulos fiscales (reducciones en impuestos y un plan importante de infraestructura) que podría acelerar el crecimiento económico.

Esto sin duda implicará un déficit fiscal creciente en EU, lo cual no necesariamente es mala noticia si genera un mayor crecimiento y se usa como herramienta temporal. La situación se pone más delicada en los temas de comercio internacional.

Entre las promesas de campaña más preocupantes se encuentran: 1) renegociar todos los acuerdos comerciales que tiene EU y/o abandonarlos sin reparo; 2) establecer una serie de tarifas e impuestos especiales a las importaciones provenientes de China, México, Japón y otros países con los que EU tiene un déficit comercial; 3) castigar a las empresas multinacionales americanas por crear empleos fuera de EU.

Una estrategia agresiva en estos temas podría provocar una guerra comercial a nivel internacional. La última gran ola de proteccionismo en EU fue durante la Gran Depresión, cuando varios países buscaban reactivar sus economías mediante una mayor actividad en el sector exportador y la protección de su mercado doméstico. Estas medidas aceleraron el colapso del comercio internacional y contribuyeron a una recesión global.

Para que esto no se repita, necesitamos ver a un Trump más pragmático y/o un Congreso muy activo y responsable que limite la agenda original de campaña del candidato republicano. De lo contrario, habrá que prepararnos para un fuerte choque en los términos de intercambio de nuestro país y una mayor depreciación del peso frente al dólar.

Aunque el tono del discurso de victoria del candidato republicano fue conciliador y moderado, sería inocente pensar que alguien con la personalidad de Donald Trump se regirá por límites tradicionales de conducta y acción que establecen las instituciones al líder de la Unión Americana. Por lo pronto, debemos estar muy atentos a quiénes serán secretarios de Tesoro y de Comercio.