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El diccionario nos dice que empatía es la “identificación de un sujeto con el estado de ánimo de otro”. Esto en lenguaje coloquial se expresa con la frase “ponerse en los zapatos del otro”.

El psicólogo estadounidense Daniel Goleman ha desarrollado el concepto de inteligencia emocional, que está relacionada con la capacidad de entender y elaborar información para usarla de manera adecuada.

Para Goleman la empatía debe verse como “la habilidad de saber lo que siente el otro” y agrega que esta capacidad “entra en juego en una amplia gama de situaciones de la vida, desde las ventas y la administración hasta el idilio y la paternidad, pasando por la compasión y la actividad política”

A partir de la conclusión de que no hay inteligencia emocional donde no existe registro del otro, el periodista y escritor argentino Sergio Sinay aterrizó el concepto de empatía en el campo de la política: “Quien desarrolla la empatía deja de ver a los otros como siluetas, como instrumentos para sus fines, como obstáculos a apartar o como objetos descartables. Cuando una tragedia golpea una sociedad, la empatía de sus dirigentes es un atributo esencial, cuyo ejercicio fortalece, aún en medio del dolor, los lazos colectivos, la noción de pertenencia, la identidad compartida. No se trata de saltar de inmediato al ruedo a prometer soluciones o vendettas casi biblícas (que acaso cueste cumplir). Eso tiene más de oportunismo que de otra cosa. Lo primero es conectar con el dolor ajeno desde el propio y tejer así una red de sostén ante el tremendo impacto inicial”.

“Quien se dedica a la política sin este atributo no la honrará, estará cada vez más lejos de la humanidad de sus representados, más propenso a desatenciones de sus dolores y necesidades verdaderas y a hacer de esos gobernados meros factores funcionales de sus intereses privados”. Cualquier semejanza entre lo escrito por Sinay y la relación entre la sociedad mexicana y sus gobernantes no es casualidad, significa que en todos lados se cuecen habas.

El avión

En nuestro país, cuando alguien finge una empatía que no siente, o nos hace una promesa que jamás va a cumplir decimos que nada más “nos dio el avión”. En ese contexto, es común que alguien diga: “El gobernador nomás nos dio el avión con lo de la carretera”. También ocurre que los gobernantes, con nuestros impuestos o por medio de los préstamos que ellos firman y nosotros pagamos al quedar empeñadas las nalgas ciudadanas hasta la cuarta o quinta generación de nuestros descendientes, se den -compren- un avión para hacer más expeditas las giras de trabajo por el territorio en el que gobiernan.

Luego ocurre que la insensibilidad y falta de empatía del mandatario estatal provoque que éste se sienta el verdadero dueño de la aeronave. Tal fue el caso de Mario López Valdés, gobernador de Sinaloa, que puso el vehículo aéreo, propiedad estatal, al servicio de Alma Sofía Carlón, su esposa, una hermana de ésta, una amiga que es presidenta del DIF en San Ignacio y la secretaria de la primera dama de Sinaloa. Las cuatro mujeres tuvieron la insensibilidad -falta de empatía- de tomarse una selfie mientras volaban. La imagen se difundió en Facebook, Whatsapp y Twitter, donde se hizo viral, suscitando comentarios de indignación entre los usuarios de éstas plataformas. “El avión del gobierno del Estado de Sinaloa, utilizado como taxi por la esposa del gobernador y sus amigas de compras por Tucson y San Diego”

Mario López Valdés, Malova para los cuates, negó que su esposa haya utilizado el avión oficial del gobierno para viajar de compras a Estados Unidos. Lo que sucedió es que su señora tuvo que viajar a Villa Hermosa al informe de labores de su homóloga tabasqueña y posteriormente ir a la ciudad de México a un evento para atender un tema de los derechos de los niños y adolescentes, como no le daba tiempo de cubrir ambos eventos él le prestó el avión sin avisarles a sus auténticos dueños: los sinaloenses. La señora Carlón de López Valdés se llevó a su hermana y a su amiga para tener con quien platicar en el viaje.

Molesto el gobernador afirmó: “No andaban -¿las tres?- de compras; andaban de trabajo. Se sabe que el señor Malova es un exitoso empresario que debe conocer la regla del “costo beneficio”. ¿Cuánto costó el viaje de su señora y qué beneficio aportó a Sinaloa?

El ex príista López Valdés llegó a la gubernatura mediante la coalición PAN-PRD, lo que demuestra que en nuestro país los partidos políticos salen sobrando, basta con que un nombre demuestre su vocación para chingar al que se le ponga enfrente y podrá ser candidato a cualquier puesto público.

El estado de Veracruz también tiene avión, pero debido a la obesidad del gobernador Duarte de Ochoa, el vehículo no vuela, viaja por carretera.

A propósito

Nos preparábamos en la Sociedad Mexicana de Escritores de México (Sogem) para presentar una opción a candidato a la presidencia. Chespirito dijo: “Lástima que Vicente Leñero no quiera aceptar ningún puesto, sería el candidato ideal, es el hombre más honrado y honesto que conozco”.