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La semana pasada el Banco de México (Banxico) publicó su Informe Trimestral de Inflación correspondiente al cuarto trimestre del año pasado.

En el informe, Banxico siguió una tónica similar a la contenida en las minutas de su última junta de política monetaria publicadas hace un par de semanas, destacando que el balance de riesgos para el crecimiento se ha deteriorado y que las presiones inflacionarias, en especial en lo que respecta a la inflación no subyacente, se han moderado en los primeros dos meses de este año.

Banxico destacó que la desaceleración tanto de la economía global como de la mexicana durante el último trimestre del 2018 fue mayor que lo esperado. En el caso del contexto externo, Banxico subrayó que las perspectivas para la economía mundial para el 2019 y el 2020 se revisaron a la baja y que dichas perspectivas mantienen un sesgo adicional a la baja atribuible a factores de riesgo como la disputa comercial entre Estados Unidos y China, un escenario de Brexit sin acuerdos entre la Unión Europea y Gran Bretaña y otros posibles riesgos geopolíticos.

Sin embargo, Banxico también destacó que el menor dinamismo del crecimiento económico a nivel global y la disminución en los precios del petróleo han incidido de manera positiva sobre las presiones inflacionarias, generando un entorno en el cual los bancos centrales han adoptado una postura monetaria más acomodaticia a lo anticipado.

En concreto, los principales bancos centrales han tomado una postura mucho más gradual con respecto al ritmo de normalización de sus políticas monetarias. En el caso de la Fed, el cambio de señal fue relativamente repentino, pero muy claro: la Fed será paciente y probablemente no vuelva a subir las tasas de interés en lo que resta del año. Adicionalmente, la Fed muy probablemente haga una pausa prolongada en su programa de retiros de liquidez del mercado.

Esta situación ha contribuido a que los mercados financieros internacionales hayan recuperado gran parte del territorio perdido durante el ajetreado cuarto trimestre del año pasado cuando parecía que la política monetaria a nivel global seguiría un camino de mayor restricción justo cuando la economía global entraba en una etapa de franca desaceleración.

En la parte doméstica, Banxico destacó que nuestra economía no fue la excepción, mostrando también una desaceleración mayor que lo esperado durante el último trimestre del año pasado que amenaza con prolongarse durante este 2019.

Asimismo, Banxico enfatizó que la disminución en el dinamismo de la economía interna no fue exclusivamente por factores externos, ya que hubo una serie de ingredientes internos que generaron incertidumbre adicional, destacando entre ellos la cancelación del NAIM y los diversos emplazamientos a huelga con demandas de incrementos y bonos salariales en Tamaulipas.

Posiblemente sea necesario añadir a esta lista la reducción en la calificación de riesgo crediticio de Pemex y los cambios en la perspectiva, de estable a negativa, de la calificación de riesgo soberano de nuestro país por parte de las calificadoras.

Aunque Banxico mantuvo que, a pesar del entorno actual caracterizado por un menor dinamismo y menores presiones inflacionarias, la trayectoria de la inflación esperada para el 2019 no es significativamente diferente a la prevista a finales de noviembre, un escenario de menor dinamismo y menores presiones inflacionarias podrían abrir la puerta a una disminución en la tasa de interés de referencia en la segunda mitad del año.

Sin embargo, para que esto suceda es necesario que el tipo de cambio se mantenga estable y que no haya choques externos, ni internos, considerables.