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Enrique Ochoa dejó una buena parte de la tarea hecha. El nuevo director debe asumirse más como un alto ejecutivo que busca resultados económicos positivos…

¿Cuánto podrá hacer Jaime Hernández al frente de la Comisión Federal de Electricidad? El presidente Peña optó por colocar a un experto en finanzas al frente del gigante de la energía eléctrica. Un hombre que se identifica con el equipo del secretario Videgaray, cercano al ex director Enrique Ochoa Reza y también al secretario de Desarrollo Social José Antonio Meade.

Un técnico financiero sustituye a un político. La decisión presidencial supone un diagnóstico: el final del sexenio para la CFE tendrá más retos en el frente de la administración y las finanzas que en lo político. Razones no le faltan: la eléctrica ha tenido pérdidas en 10de los últimos 11 trimestres y afronta la necesidad de conseguir recursos multimillonarios para “reinventar” su infraestructura: una red de gasoductos, además de reconfigurar las plantas para eliminar el uso del combustóleo, casi en su totalidad.

No le tocará a la CFE financiar todos los proyectos. La reforma energética y las limitaciones presupuestales del Gobierno definen una ruta ineludible: el gobierno deberá ceder protagonismo al sector privado en el desarrollo de la infraestructura eléctrica de México. de cualquier modo, la tarea de la CFE no será menor. Aparecerá como competidor, cliente principal y formador de mercado.

En lo político, Enrique Ochoa dejó una buena parte de la tarea hecha. La relación con el sindicato fue bastante fluida y alcanzó su punto culminante con la firma del contrato colectivo, donde se plasmó un nuevo acuerdo pensionario. Este generará ahorros de hasta 160,000 millones y, al parecer, reduce el riesgo de un conflicto laboral por este motivo, en lo que resta del sexenio.

¿Es política la relación con los consumidores? Las alzas recientes en las tarifas eléctricas han generado desconcierto y molestia entre la población y los empresarios. El tema tiene que ver con el bolsillo y los costos de producción, pero también tiene una dimensión política: afecta la credibilidad de la reforma energética, toda vez que la propaganda de ella incluyó la promesa de baja en las tarifas eléctricas. La polémica apenas comienza y podría subir de tono, si continúan las alzas. El Gobierno está consciente de ello y será interesante ver qué papel le asignan a Jaime Hernández en la comunicación política de las tarifas eléctricas. A primera vista, parecería un vocero poco adecuado para un tema tan candente.

¿Qué tipo de director será Jaime Hernández? El nuevo estatuto de la CFE, como empresa productiva del Estado, implica que ya no es una paraestatal. Por lo mismo, el director debe asumirse más como un alto ejecutivo que busca resultados económicos positivos. En teoría los criterios políticos deben pasar a segundo plano y subordinarse a una lógica de eficiencia. Enrique Ochoa fue el primer director que trabajó con el nuevo estatuto. Uno de los méritos de su gestión fue el balance entre lo político y lo económico. Generó confianza entre sus jefes políticos al mismo tiempo que entre los empresarios que colaboran-compiten-dependen de la CFE.

Al sexenio le quedan dos años y cuatro meses. En cierto sentido, es poco tiempo. De Jaime Hernández podemos esperar continuidad en el rumbo que marcó Ochoa Reza. Desde otra perspectiva, esos 28 meses son una eternidad. Muchas cosas pueden pasar: el director de la CFE debe ser un técnico solvente, pero también un político competente.

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