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Cabina de cajeros automáticos del Banamex de Insurgentes Encanto, colonia Florida, lunes 14 de diciembre de 2015, 17:46 horas. Antes de terminar mi columna, antes de que oscurezca, bajo de mi departamento a retirar dinero. Hay cuatro personas en la cola y uno de los tres cajeros está libre. Asumo que no está entregando efectivo. Business as usual. Por la forma desacompasada en que se bambolea y queja en su teléfono celular, supongo que el segundo de la fila (debe tener 35, 40 años, fortachón, unos kilos de más) está ligeramente borracho. “¡Llevo horas, horas, tratando de sacar dinero, y ningún pinche cajero funciona!”, vocifera entre intermitentes “¡Pinche país de mierda, nada funciona, pinche país de mierda!” Nervioso, un oficinista de unos 40 años, unos de esos hombres seguramente inclinados a la prudencia, retira su tarjeta del cajero para cederle el lugar. El que grita es un patán en toda la extensión de la palabra. Uno de esos que tienen un violento aroma de mediocridad. Inserta la tarjeta (me da la impresión que al revés) y el cajero no le responde. Fuera de sí, le tira cuatro, cinco manotazos. Una señora en la fila intenta serenarlo con un económico “métala bien”. El tipo enfurecido saca la tarjeta y la inserta al revés de la ocasión previa. Es decir, en una de las dos la metió mal. El cajero no le responde de cualquier manera. Suelta golpes más agresivos e intenta sin elasticidad, y por lo mismo sin fuerza, patear la máquina al grito de “¡Pinche país de mierda, nada funciona, pinche país de mierda, llevo dos horas tratando de sacar dinero, pinche país de mierda!” Con temeraria irresponsabilidad (es más joven y fuerte que yo), me acerco a decirle que no le pegue, porque yo sí voy a sacar dinero. Apenas me mira, mientras grita “¡No funciona, no funciona!” Da dos pasos hacia la puerta de salida de la cabina con su espantosa cantaleta. La señora le dice que pruebe en el otro cajero, quizá tenga fortuna. “¡Nada funciona!”, sigue tronando. “¡El cajero, el pinche banco, el pinche tráfico, el pinche piso, nada funciona en este pinche país de mierda!” Patalea, espanta. Tipo muy violento, sin duda. Sale de la cabina. Cruza Insurgentes toreando coches. El suyo está mal estacionado en la banqueta de enfrente (no hay policías de tránsito). Llega una mujer que dice ser de Banamex para informarnos que “ya viene mi compañero de seguridad”, quien, cierto, arriba en un par de minutos. Meto mi tarjeta en el cajero y retiro sin problema 5 mil pesos. Pinches patanes de mierda, mastico al regresar caminando a mi departamento con la idea de cambiar la columna. Pinche cultura de reclamar agrediendo. Pinche impunidad de esos que, borrachos y sobrios, se creen ciudadanos de oro en un México que no los merece.

Voy a pedirle un registro a Banamex, aunque no tengo idea de por qué falta podría denunciar al patán destructivo. Averiguaré. Simplemente me quiero rebelar contra lo que parece irremediable.

MENOS DE 140. Todo indica que la PGR no impugnará la resolución favorable al verde Arturo Escobar. ¿Qué significa eso en el futuro del fiscal Nieto?

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