¿Nos quedamos sin metáforas o la realidad se repite? La palabra Pemexproa es horrible. La realidad a la que se alude también. En 1997 se tomó la decisión de asumir como deuda pública 522,000 millones de pesos de compromisos del sector financiero. Si no se hubiera hecho, el sistema financiero hubiera quebrado. En ese momento, … Continued
¿Nos quedamos sin metáforas o la realidad se repite? La palabra Pemexproa es horrible.
La realidad a la que se alude también. En 1997 se tomó la decisión de asumir como deuda pública 522,000 millones de pesos de compromisos del sector financiero. Si no se hubiera hecho, el sistema financiero hubiera quebrado. En ese momento, esa cifra era 40% del PIB y aproximadamente dos tercios del presupuesto federal. No quebraron, pero seguiremos pagando hasta el 2027 estas deudas.
La propuesta de convertir en deuda pública los pasivos laborales de Pemex y CFE nos lleva a un territorio similar. No hacerlo, pondrá a estas dos empresas en una condición de extrema debilidad. Quizá quebrarían, con seguridad estarían incapacitadas para competir para defender su patrimonio (que es de todos los mexicanos). En el caso de Pemex, implicaría un valor contable negativo, pues sus deudas son mayores que sus activos. Un problema adicional es que la carga financiera crece vertiginosamente, por el envejecimiento de su fuerza laboral y la edad temprana de retiro. En el 2008, Pemex tenía un gasto anual de 17,930 millones de pesos por pensiones y jubilaciones. En el 2014, el gasto será de 38,119 millones de pesos. Para CFE, la cifra en el 2008 ascendió a 10,480 millones de pesos. Para el 2014 será de 23,267 millones de pesos.
No se ha definido qué proporción de los pasivos laborales de estas empresas asumirá el Gobierno Federal. Al parecer será una tercera parte, estamos hablando de 700,000 millones de pesos. Este “bulto” llevaría la deuda pública total a casi 7.3 billones de pesos, porque el saldo actual es de 6.6 billones de pesos. Es más grande nominalmente que el Fobaproa, pero representa una menor proporción de la deuda total.
Puede ser más de un tercio lo que toque asumir al Gobierno Federal, mejor dicho a todos los mexicanos. La duda es si podría ser menos de ese tercio, En un mundo ideal, deberíamos tener la capacidad de auditar esos pasivos laborales y eliminar las porquerías, que deben ser abundantes, tenemos razones para suponer: ¿están incluidos los relojes y demás lujos de Carlos Romero Deschamps y las canonjías de negocios del Sindicato Petrolero y sus familias?
PRI, PAN, PVEM y PANAL aprobarán la iniciativa en el Pleno. En comisiones unidas dominaron la votación por 43 votos a 17. Incluirán la modificación del contrato colectivo de los trabajadores del sector energético. Esto es condición ineludible de una fórmula que pretende dar un respiro financiero a Pemex y CFE. No se muestran muy afanados por promover una auditoría a fondo de los pasivos laborales. Deberían hacerlo. La reforma no sólo consiste en dar oxígeno a estad dos grandes empresas: debe mandar un mensaje en contra de la impunidad. No queremos que quiebren Pemex y CFE, tampoco estamos obligados a tragarnos los frutos de la corrupción.