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Sobre el ex paramilitar pirujonalgólogo a quien distinguió nombrándolo subdelegado del ISSSTE en Michoacán, quien hace una semana mostró el miserable concepto en que tiene a mujeres que mantienen relaciones extramaritales, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo ayer que José Manuel Mireles debe disculparse: “Hoy mismo se lo voy a pedir. Y no solo eso, sino que haga el compromiso de no hacer esas expresiones, de educarse en esa materia. (Que diga) ‘Reconozco que cometí un error y como ser humano lo acepto y me comprometo a nunca jamás volverlo a hacer’. Algo así, porque me aseguró que podría yo pedirle la renuncia, pero vamos a que todos nos perdonemos y estemos dispuestos a rectificar…”. Dijo también que no ha considerado pedir la renuncia del ex vocero de las autodefensas. “Vamos perdonándonos”, insistió. “Hay que ver si existen denuncias sobre estas expresiones y la autoridad competente resuelva. Creo que tenemos que ser respetuosos en general y respetar a las mujeres, garantizar la libertad en todo y no tener esas expresiones…”.

El célebre doctor, pues, mantiene el hueso y goza del perdón presidencial, pese a que insultó a las señoras que mantienen relaciones íntimas con derechohabientes de la institución que representa en su estado. “Piruja uno, piruja dos, piruja tres, piruja cuatro…” por cada afiliado, las llamó, y en otra de sus disertaciones aludió a una señora como “nalguita”.

Por lo visto, nadie informó a López Obrador que el funcionario de cuarta en la cuarta ya había ofrecido sus disculpas y que son públicas y estruendosas las denuncias en su contra por parte de agrupaciones de mujeres y legisladoras de todos los partidos políticos.

“Siempre he tenido un gran respeto por la mujer, no nada más porque yo salí de una mujer, sino porque la mujer es la puerta de nuestras vidas”, salió a decir. “Errar es de humanos, rectificar también”, escribió, y difundió un patético video en que admitió haber hecho “comentarios alusivos en forma indebida a la última línea de la derechohabiencia de nuestra institución. Por tal motivo, y de todo corazón, ofrezco mis disculpas”. Manifestó que espera “un poco de comprensión” y trató de justificarse porque el Issste “ha sido superado por la demanda debido a que son muy pocos los trabajadores que sí participan con el Issste económicamente, pero nos ha rebasado toda la derechohabiencia. Repito: es una de mis formas de hablar, muy erróneamente, y sí, se me escapan algunas veces los malos términos, pero nunca ha sido con la intención de ofender a nadie”.

Aun entendiendo la buena onda del Presidente sobre el valor moral del perdón (que también puede interpretarse como gesto de soberbia), lo cierto es que no tiene que esperar más denuncias que las ya manifestadas y que, si no por ética, al menos por estética debiera cesar de cargos a quienes distorsionan la imagen que le quiere dar a su gobierno.