Elecciones 2024
Elecciones 2024

La guerra del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS por sus siglas en inglés) no sólo es religiosa sino geopolítica en el que intervienen los intereses de varios países en la zona, pero sobre todo de control del mundo musulmán. Es la tentativa bélica para la imposición, en un amplio territorio, del nuevo califato –declarado en 2014- para que éste se convierta en la cúpula de cúpulas musulmana tomando posiciones geográficas en Medio Oriente.

Es una guerra religiosa porque fundamenta su acción en el Islam y en una visión más radical de El Corán, motivo por el cual hay una honda división entre los musulmanes que incluso tratan de apartarse de ISIS no sólo para evitar el estigma xenofóbico sino desligarse del extremismo terrorista y la violencia que en las últimas semanas ha cobrado más de 350 muertos en atentados cometidos en Turquía, Líbano, París y el derribo de un avión ruso.

Es tan radical ISIS que aún si sus letras sagradas se cumplieran a pie juntillas el versículo 5 de Al-Taubah los haría piadosos, ya que a la letra ese texto reza: “y cuando hayan transcurrido los meses sagrados matad a los idólatras donde quiera que los encuentres, tómalos como prisioneros, sítialos y permanece a su espera emboscados en cualquier lugar. Pero si se arrepienten, cumplen la Oración y pagan el Zakat, déjalos que sigan libremente. Al-lah en verdad es el Sumo Indulgente, Misericordioso”.

De ahí que el elemento religioso sea arma fundamentalista, el bastión ideológico para la formación de filas entre miles de hombres, muchos de ellos jóvenes no sólo de la región del Medio Oriente sino incluso de naciones occidentales. Ello explica las decenas de arrestos y ataques cometidos en varios países ya de sea de manera directa o inspirados por ISIS.

ISIS nace de una ruptura con Al-Qaeda el bastión terrorista que sentó su base de operaciones en Afganistán, al considerar que las fuerzas de Osama Bin Laden –las responsables de los ataques a las Torres Gemelas- no eran lo suficientemente firmes, tal como ahora ISIS acusa a los palestinos de no ser duros contra Israel.

El Estado Islámico no surgió de la nada. Ha sido fomentando por los diferentes conflictos en la región del Medio Oriente y las pugnas internas en el mundo musulmán y sus diversos califatos. Uno de ellos el intento por tirar al Presidente de Siria, Bashar al-Asad. ISIS se alió a las fuerzas rebeldes y obtuvo apoyos incluso económicos de algunos sectores de Arabia Saudita. Geopolíticamente a Rusia, Irán y un sector libanés no le conviene la caída de Bashar, por eso las acciones bélicas rusas en la zona, mantenidas a raya de las operaciones de bombardeo aéreo que ha venido aplicando Estados Unidos y ahora Francia, que están por la salida de al-Asad.

Paradójicamente, Estados Unidos y Rusia firmaron recientemente un memorándum de entendimiento para no interferirse en sus ataques aéreos en Siria, a fin de evitar accidentes de los jet bombarderos, aunque los blancos pudieran ser distintos.

La participación del movimiento Hizbola de Líbano parece explicar los atentados de ISIS en ese país.

Israel estaría en la mira del Estado Islámico, pero algunos analistas han señalado que al propio gobierno israelita le conviene el belicismo de ISIS como forma de justificación en contra de los palestinos, aunque el propio Bashar al-Asad ha acusado a Israel de estar incidiendo en la guerra siria.

Harleen Gambhir, analista del Institute for the Study of War –entrevistado por The New York Times- plantea que el Estado Islámico actúa bajo tres líneas básicas de acción: 1) incitar conflictos regionales con ataques en Irak y Siria; 2) construir relaciones con grupos yijadistas que puedan llevan conducir a operaciones militares en Medio Oriente y el Norte de África; 3) inspirar y ayudar a que simpatizantes de ISIS realizan ataques en Occidente. La suma de todo ello –señala el investigador- es crear el caos en el mundo para que el Estado Islámico sea capaz de expandirse y tal vez incitar a una guerra mundial apocalíptica.

La tendencia del Estado Islámico es conformar una colonia imperial bajo un signo oscurantista y leyes propias que recuerdan al Irán del Ayatola Jomeini. A la fecha, ISIS opera con células en  una docena de países, encubiertas y a la espera de órdenes para cometer actos terroristas. Son las llamadas “células durmientes” cuyos miembros también han sido denominados “lobos solitarios” pero que ahora actúan de manera coordinada como quedó de manifiesto en los ataques en Líbano donde murieron 43 personas; otros tantos en Turquía en que fallecieron alrededor de 100 y los últimos de París con saldo de 129 muertos y unos 300 lesionados.

Hay de lado una guerra religiosa –intestina al menos en Siria e Irak pues existe una confrontación entre sectas musulmanas, pero también de persecución que explica el hecho de que miles de cristianos sirios sean parte de la gran cantidad de emigrantes que buscan refugio fuera de su país.

La Ley del Islam, la Sharia Law, se está imponiendo en los territorios que ocupa el Estado Islámico. Y bajo esa legislación, se ha llamado a tropas antagónicas a desertar o ser objeto de decapitaciones o tortura.

París ha hecho que se voltee la mirada a un problema complejo, de complicidades geopolíticas –en que por supuesto está el petróleo- y de formación de milicias amparadas por grandes agencias de espionaje de diversos países.

Un problema que está en uno de sus momentos de más alta tensión y que quedará como una crisis latente si en verdad, en el entretejido de intereses multinacional, no se decide por acabar con un mal mayor.

Francois Hollande, Presidente de Francia, ha dicho que su país actuará sin piedad después de los atentados en Paris porque estos fueron un acto de guerra. Y el Papa Francisco desde el principio de esta situación crítica dijo que esto era parte de una tercera guerra mundial.

Más aún, Hollande ha pedido articular una coalición internacional para acabar con el Estado Islámico. Pero esto pasa por desentramar los propios intereses geopolíticos de quienes han permitido el avance de ISIS y tener claro que los islamitas extremos van más allá en su finalidad de expandir su territorio y ser el califato al que todos los musulmanes y gobiernos de esta creencia se supediten, lo cual hable de una posición endurecida que dificultará una pronta salida con riesgo de más atentados.

PostScriptum.- Interesante será leer el Libro “La segunda Fuga de El Chapo” del periodista Raymundo Riva Palacio.

[email protected]

@LuisAlbertoRodr