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La semana pasada, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) presentó a la Cámara de Diputados el Paquete Económico 2017, que incluye la propuestas de los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) y la Ley de Ingresos.

El paquete está elaborado con base en un entorno económico internacional incierto, donde la economía mexicana es vulnerable a choques externos. En general, la propuesta no incorpora cambios sustantivos en materia de legislación, normatividad y marco fiscal.

No obstante, el paquete incorpora modificaciones importantes en dos sentidos: i) una reducción importante en los supuestos de crecimiento económico con respecto a lo incluido en el paquete del 2016 y lo anticipado en los precriterios enviados al Congreso en abril de este año y ii) un fuerte recorte en el gasto.

Por el lado del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), los CGPE establecen un rango para el 2017 de 2.0 a 3.0%, cifra inferior a la contemplada en el Paquete Económico 2016 de 2.6 a 3.6%, pero similar al rango revisado de crecimiento para el 2016 publicado hace unas semanas de 2.0 a 2.6 por ciento.

La reducción en la tasa de crecimiento del 2017 vs 2016 se puede explicar por una desaceleración en la demanda externa, pero también por la mayor restricción fiscal que se enfrenta en el 2017.

Tomando en cuenta el contexto global, se antoja más probable que el crecimiento de la economía mexicana se ubique, en el mejor de los casos, en la parte baja del rango, tanto para el 2016 como para el 2017.

En cuanto al gasto, el PPEF incorpora un recorte de 240,000 millones de pesos con respecto a lo aprobado para el ejercicio del 2016, equivalente a una reducción de 1.7% en términos reales. Esto no representa una gran sorpresa, ya que en el 2016 se anunciaron dos recortes —uno de 132,000 millones de pesos en febrero y otro por 31,000 millones en mayo.

Tomando en cuenta los dos recortes del 2016, la reducción real en el gasto para el 2017 es de solamente 76,000 millones de pesos. Desde el punto de vista estrictamente financiero, el Paquete Económico 2017 cumple con el principio básico de gastar menos para lograr, por primera vez desde el 2008, un superávit primario (es decir, tener ingresos mayores al gasto excluyendo el pago de intereses sobre la deuda pública), lo cual constituye el primer paso para comenzar a revertir la tendencia negativa de endeudamiento evidente en la relación deuda pública a PIB que ha pasado de 33.9% en el 2012, a casi 50% en la actualidad.

No obstante, la política de gasto requiere de una revisión mayor, ya que el incremento en el gasto de los últimos años no ha tenido el impacto multiplicador esperado sobre el resto de la economía.

A pesar de que los ingresos totales del gobierno han crecido consistentemente entre el 2012 y el 2016, el incremento en el gasto ha sido superior. Los ingresos totales del gobierno como porcentaje del PIB han pasado de 23.1% en el 2012 a un estimado de 27% en el 2016.

Este crecimiento se ha dado a pesar de una importante caída en los ingresos petroleros que de representar 8.9% del PIB en el 2012 han bajado a 4.7% en el 2015 y un estimado de 4.2% para el 2016.

Esto quiere decir que la fuerte caída en los ingresos petroleros ha sido más que compensada por el incremento en los ingresos tributarios que han crecido sustancialmente, pasando de representar 8.4% del PIB en el 2012 a 13.0% en el 2015 y un estimado de 13.5% en el 2016.

La recalibración de los ingresos del sector público a través del incremento en la recaudación de impuestos emprendida por la SHCP ha sido clave para contener parcialmente el deterioro en las finanzas públicas, pero el nuevo liderazgo en la dependencia haría bien en concentrar sus esfuerzos en la parte del gasto.