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La economía mexicana muy probablemente concluya el 2020 con su peor desempeño económico desde 1946 con una contracción del PIB de aproximadamente 9 por ciento.

La expectativa de principios del año pasado era que la economía mexicana crecería alrededor de 1% en el 2020 pero la llegada de la pandemia —que paralizó la actividad económica durante meses— y la ausencia de políticas económicas enfocadas a contrarrestar el impacto del cierre de actividades, dejan a México como uno de los países dentro del G20 con peor desempeño económico.

La tormenta perfecta llegó de la mano del choque exógeno de la pandemia y la caída de los precios del petróleo en un momento en el que nuestra economía ya exhibía señales de fragilidad.

A pesar de que la economía global y la de nuestro principal socio comercial crecía a un ritmo saludable antes de la pandemia, la actividad económica en nuestro país se había desacelerado considerablemente y se encontraba ya en recesión, o en el mejor de los casos en estancamiento.

Después de un trágico 2020 —tanto en términos de crisis sanitaria como económica— el 2021 pinta mejor en términos económicos ante la llegada de la vacuna para el Covid-19 y la reapertura de actividades. Sin embargo, la principal razón por la cual nuestra economía tendrá un mejor desempeño en el 2021 es la robusta recuperación en la actividad económica en Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. A diferencia de México, las autoridades económicas han actuado de manera ágil y decisiva para implementar medidas de apoyo a la economía.

Estas medidas deben traducirse en una fuerte recuperación en forma de “V” en el PIB de Estados Unidos que podría crecer por arriba de 5 por ciento. Dado que la economía estadounidense gozaba de buena salud antes de la llegada de la pandemia, la tesis central es que las medidas de estímulo implementadas hasta ahora, más las más recientes propuestas por la nueva administración de Joe Biden que toma posesión el miércoles, están funcionando como puente para navegar la crisis y evitar secuelas permanentes en la economía, permitiendo una recuperación en la demanda agregada que se vio reprimida por la pandemia. En el caso de México, la caída del PIB en el 2020 será mucho más pronunciada que en Estados Unidos y la recuperación en el 2021 será mucho más moderada.

El consenso de especialistas anticipa un crecimiento cercano a 3.5 por ciento. El ritmo de crecimiento del PIB en México podría sorprender al alza debido a dos factores relacionados con una recuperación vigorosa en Estados Unidos: I) el fenómeno del near-sourcing que, impulsado por el T-MEC y ante la pandemia, ha incrementado los beneficios de ubicar cadenas productivas de suministro para el mercado estadounidense en México; y II) el continuo crecimiento de las remesas que se envían de EU a México. Sin embargo, el componente doméstico de la actividad económica tiene un panorama mucho menos alentador.

La inversión privada sigue en constante declive ante la incertidumbre regulatoria que prevalece en sectores claves como el energético.

Por otro lado, la pérdida masiva de empleos y la desaparición permanente de puestos de trabajo augura una recuperación doméstica lenta y débil. Por último, la crisis sanitaria todavía no está cerca de llegar a un punto de contención.

A menos de que haya una aceleración importante en el plan nacional de vacunación, la crisis de contagios y decesos seguirá impactando el panorama doméstico de recuperación.