Además, la promesa incluye no aumentar o crear impuestos, racionalizar el ejercicio del gasto público y reducir el déficit fiscal hasta 3.5% del Producto Interno Bruto, algo que se ve titánico
Cuando en septiembre del año pasado se presentó la propuesta de Paquete Económico para este 2024, toda la atención de los mercados estaba puesta en ese documento que, sabíamos, habría de incurrir en una de las más grandes indisciplinas fiscales con fines electorales de los últimos tiempos.
Así sucedió y nada se pudo hacer en el Congreso para corregir los afanes de comprar votos del expresidente López Obrador. Una de las promesas de esta nueva administración es que en el Paquete Económico del 2025 se va a iniciar con una corrección fiscal para, de manera paulatina, superar los excesos electorales del presupuesto de este año.
Además, la promesa incluye no aumentar o crear impuestos, racionalizar el ejercicio del gasto público y reducir el déficit fiscal hasta 3.5% del Producto Interno Bruto, algo que se ve titánico.
El riesgo de incumplir con la expectativa del inicio de la corrección fiscal es que los participantes del mercado cambien sus condiciones de financiamiento y el canario en la mina para esos capitales es lo que tengan que decir al respecto las firmas calificadoras.
La retórica embustera que usa el régimen para dar explicaciones a su clientela política de las diferentes aberraciones legislativas que han llevado a cabo no serviría en el caso de un Paquete Económico que no cumpla con su promesa de corrección fiscal. Por lo pronto, vaya noviembre en el que estamos. Pocos lo dimensionan, pero el primer día de este mes entró en vigor lo que han llamado la supremacía constitucional, que es la patente de corso que le hacía falta al régimen para que cualquier cambio constitucional, el que sea, se aplique sin cuestionamiento que valga.
A partir del 5 de noviembre, con el triunfo presidencial de Donald Trump, empezamos a conocer los nombres de su equipo y sus políticas a seguir que no harán otra cosa que corroborar que esperan tiempos complejos para México en la relación bilateral. Ahí están los impactos cambiarios de deslizar dos posibles nombramientos, el de Robert Lighthizer, como encargado de los asuntos comerciales de La Casa Blanca, o al racista y radical de Tom Homan como el “Zar de la Frontera”.
Esta semana, previo a la presentación del Paquete Económico el viernes, habremos de conocer cuál es la visión de este segundo piso del régimen emprendido por López Obrador en torno a Pemex. Y decir Pemex, implica, desde sus planes para el uso de recursos públicos en su rescate financiero, la administración del mal negocio de la refinación, la extracción, la ampliación a productos no petroleros, hasta la limitación a la participación de los particulares.
Así, en esta otra semana complicada de noviembre, llegaremos al medio día del viernes para conocer, seguramente una Miscelánea Fiscal, además de, los Criterios Generales de Política Económica, la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2025.
Todos buscaremos en esos documentos si hay algo de la magia del economista Ramírez de la O para poder corregir las debilitadas finanzas públicas en este escenario tan complejo, o bien si veremos más de la alquimia populista de Morena y más de su no pasa nada.