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Mucha canija necesidad y pocas oportunidades de trabajo ha de tener José Antonio Romero Tellaeche para servir de esquirol como director del Centro de Investigación y Docencia Económicas.

También sus temores deben ser muchos porque se desplaza cuidado por guardaespaldas armados y mucho resalta su indignidad porque, a sabiendas de que la comunidad estudiantil y académica del CIDE lo detesta, se dispone a purgar este reconocido centro del conocimiento de imaginarios enemigos del pueblo. Ignora, evidentemente, contribuciones clave del Centro a la sociedad, entre otras y en gran medida el Sistema Nacional Anticorrupción.

Mientras la sectaria (cree que hay ciencia progre y ciencia neoliberal) directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, María Elena Álvarez-Buylla, lo ratificaba en el cargo que detentó cuatro meses como interino y sobre la patraña de que el Consejo de Gobierno lo designó “por unanimidad”, el presidente López Obrador arremetió contra quienes imagina detrás del paro iniciado ayer por el casi medio millar de estudiantes: “Hay que ver quiénes están ahí, porque a lo mejor es de los grupos de Krauze y de Aguilar Camín, que acaparaban todo, estaban metidos en todos lados y esos son los que están inconformes…”.

Convencido de que “el conservadurismo se metió a acapararlo todo” y de que “están muy molestos porque ya son otras reglas, y tienen que ver con la democracia, con un auténtico Estado de derecho y con garantizar las libertades, todo esto que el conservadurismo no hace, hay que ver lo del CIDE: lo crearon para formar economistas o técnicos que ayudaran a la función pública (…) pero se fue, con el neoliberalismo, derechizando (…).

“Nosotros lo que queremos es que se cuiden todos los procesos y que se acaben los cacicazgos también en la academia, porque también había mucha corrupción, porque vivían del amparo del poder público…”.

Señalamientos como esos ha proferido sobre las universidades públicas y en especial contra la Universidad Nacional Autónoma de México (“No solo la UNAM, todas las universidades fueron sometidas por el pensamiento neoliberal, todas. Es lamentable que la UNAM se haya derechizado”, afirmó hace pocos días).

De ahí que lo del CIDE apeste a ensayo de avasallamiento, pero la UNAM, por fortuna, goza de autonomía constitucional. Para el atropello de ayer se desestimó la solución que la comunidad puso en bandeja para una designación menos chafa que la del esquirol importado del Colmex, ignorando la auscultación mediante encuesta. La opción fue otro lópezobradorista, el académico y político Vidal Llerenas, cuyos 8.8 puntos de apoyo valieron menos que los 7.29 sacados por el metido con calzador.

En su interinato, Romero exhibió su prejuiciada concepción y desconocimiento del CIDE; propuso remedos de diálogo que convirtió en monólogos; corrió a dos valiosos cuadros directivos e insultó a todo mundo al decir que en el Centro los alumnos son “esponjas” y se ejercía una “prostitución académica…”.