Elecciones 2024
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Corren los más de 60 días de muchos mexicanos que han pasado en casa, trabajando a distancia, en soledad o en compañía y saliendo a la calle por razones muy concretas y justificadas, es decir, lo más mínimo posible.

Estamos a pocos días de llegar a la mitad del año, y será en el mes de junio donde nos sentiremos un poco desubicados por haber visto pasar los primeros seis meses del año 2020, de ese con el que brindamos para que fuera mágico y lleno de proyectos.

La cuarentena nos ha llevado a aislarnos, a mantenernos a distancia de todo lo que pudiese ser una amenaza a nuestra salud.

El aislamiento social con el que ya nos habíamos familiarizado un poco al estar tanto tiempo conectados a los dispositivos digitales y a la poca ansiedad de convivir directamente con alguien, pareciera que nos está colocando en un lugar de urgencia social.

La cuarentena social, nos ha devuelto esta individualidad que nos ha ayudado a re-descubrir nuestras más puras y básicas necesidades. Vestirnos de una u otra forma, hablar más con personas que antes de, no frecuentábamos tanto, a comer de una manera distinta y a desenvolvernos con nosotros mismos, como si fuéramos en realidad no hubiera nadie allá afuera con quién convivir.

Por ello he elegido esta imagen capturada por el fotógrafo canadiense Mike Sudoma en el centro comunitario The Forks, en Winnipeg, Canadá. Un retrato lleno de estética y paz visual, pero que puntualiza la individualidad como un estilo de vida que no nos va.

Para qué hacernos los valientes y los sobrevivientes más tercos y resistentes al aislamiento. Creer que saldremos de casa como los más antisociales para evitar contagiarnos, sería un tremendo error.

El señor allí sentado en la banca de la derecha, con la playera levantada hacia el pecho para asolear su barriga, observa a las dos mujeres que están en la otra banca, quienes pareciera estar juntas y al mismo tiempo ser dos completas desconocidas.

La señora que está sentada con sus legins color café, zapatos naranja, blusa violeta y lentes de sol (no juzguemos su provocadora combinación) quien mira de frente y la otra señora que en esa misma banca compartirá está recostada haciendo estiramientos de pierna, como si acabara de dar alguna caminata o ejercicio físico; hacen de esta imagen un trío fascinante.

Si observamos, los tres se necesitan. Él necesita a quién mirar, porque estando allí solo no tiene mucho caso. La señora de lentes es el punto de atracción para él, su rigidez al sentarse, pensando en que no conoce a la señora de un lado, le ofrece una ligera sombra. Y la señora recostada, se sintió más segura y en confianza de realizar sus estiramientos en la banca de la señora y no en la de el señor canoso y acalorado.

De alguna u otra forma, dos simples bancas le dieron la composición perfecta a Mike para tener la foto del día.

Nos necesitamos entre vecinos, amigos y familiares. Nos necesitamos para observarnos, para vernos a los ojos, para hacernos compañía, para hablarnos, para estar en silencio, para encontrar empatía con alguien que también en individual está enfrentando esta cuarentena social.

Ojalá podamos estar pronto abrazándonos y charlando con nuestra gente, sin el miedo constante o la culpa de poder ponernos en riesgo a todos.

Porque simplemente nos necesitamos.

Nos necesitamos - screen-shot-2020-05-16-at-11556
Foto: Instagram @Mikesudomaphoto